Cuando el hermano mayor de la familia Úriz comenzó a dar sus primeros botes a un balón de baloncesto, el cuarto de ellos vivía aún pegado a los brazos de su madre. Y es que un total de nueve años de edad separan a unos Ricardo y Mikel que ejercen esta temporada como los dos mayores exponentes de una familia Úriz que se reencontró el pasado domingo en la LEB Oro sobre la cancha de Son Moix.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
No resulta sencillo en la actualidad encontrar familias en las que el número de hermanos ascienda hasta los cinco descendientes, un hecho tan poco habitual como el que todos ellos hayan podido desarrollar una carrera profesional en el mundo del baloncesto.
Pero en casa de los Úriz Ancizu esa complicada ecuación se convirtió en realidad gracias a aquellos veranos familiares en el pueblo y que tenían lugar en una pequeña casa de la localidad pamplonesa de Mañeru. Allí, los 5 hermanos amortizaban a diario una pequeña canasta en la que el reloj de juego estaba determinado por unas puestas de sol que solían marcar el final de la jornada.
De este modo se cultivó la semilla del baloncesto dentro de un “quinteto” en el que todos y cada uno de ellos llegaron a gozar de minutos en un baloncesto en el que Ricardo (el mayor) y Mikel (el cuarto hermano) ejercen este año como los mayores exponentes familiares con su presencia en una Liga LEB Oro en la que estaban abocados a encontrarse de nuevo sobre la pista.
-Los cinco Úriz, en la canasta familiar-
Mikel Úriz: “Este partido nos hacía una ilusión especial”
No fueron pocos los veranos, especialmente durante la niñez, en los que Mikel se empleó a fondo con ese inevitable objetivo de hermano pequeño de poder derrotar al mayor de la casa, un reto que no ha desaparecido con el paso de los años pero que el pasado verano quedó temporalmente aparcado ante el inminente compromiso matrimonial de Mikel con su novia Iria.
Pese a ello, la llegada de Ricardo durante el verano a la Liga LEB Oro para compartir competición Mikel despertó un sinfín de pequeños piques y conversaciones entre hermanos que alcanzaron su punto álgido con el sorteo del calendario: “Habíamos hablado mucho durante el verano acerca de ese día en el que nos íbamos a encontrar sobre la pista pero luego se sorteó el calendario y… ¡quién nos lo iba a decir! Nuestro partido iba a ser nada más y nada menos que en la primera jornada de Liga donde a los habituales nervios del estreno se iba a unir la sensación de tener que medirme casi por primera vez en partido oficial a mi hermano”.
Un hecho que se había producido ya unos años atrás, allá por la campaña 2007/08 cuando Mikel, por aquel entonces tercer base del CB Breogán, pudo disfrutar de un par de minutos de juego ante un Ricardo que ejercía como referencia exterior del GBC: “Fueron apenas unos pocos segundos de juego que fueron muy especiales pero que nos supieron a muy poco. Esta ocasión sabíamos que iba a ser diferente ya que ambos tenemos un peso específico en nuestros equipos actuales lo que nos iba a llevar a compartir tanto minutos de juego como emparejamiento, algo que nos hacía una ilusión especial después de tantos años esperando este momento”.
De este modo iniciaron ambos su semana más especial en un baloncesto en el que, en esta ocasión lo más importante no era tan sólo el participar sino el poder hacerlo para lograr la victoria: “Aprovechando que ellos llegaron la noche antes pudimos pasar un rato juntos el sábado después de cenar, un reencuentro de hermanos en toda regla que terminó en el mismo momento en el que llegamos al pabellón. A partir de ahí sabíamos que el partido era especial en lo personal pero que debíamos de pensar únicamente en nuestros equipos y en que lo único que podía valer era el triunfo”.
-Ricardo y Mikel, horas antes del encuentro-
Ricardo Úriz: “Soñamos con vernos de nuevo en más partidos”
De este modo saltaron a la cancha portando ese dorsal número 6 que ha acompañado a Ricardo durante casi toda su carrera así como ese 24 que Mikel lleva en su espalda desde hace dos temporadas y que simboliza para él una fecha especial. Eso sí, ambos luciendo sobre sí un apellido Úriz con el que llenar de orgullo a toda una familia.
Así lo confesaba precisamente el mayor de ellos a la conclusión del partido: “Hoy ha sido un día de esos para recordar pero ya no sólo para nosotros sino incluso para toda la familia. Aunque no han podido venir sabemos que han estado muy pendientes por lo que para nosotros significaba e incluso están organizando ya el desplazamiento para poder estar en San Sebastián en el partido de la segunda vuelta”.
Choque para el que la familia tuvo el corazón dividido pero que para Ricardo se desarrolló de la mejor manera y en el mejor ambiente posible: “Ambos teníamos claro que se iban a alegrar fuera quien fuera el ganador pero yo ya había avisado a Mikel de que iba a ser yo… (risas). Eso sí, lo que me preocupa ahora es que, con eso de ser de los pequeños, la familia quiera ir con él en el partido de vuelta para poder igualar la balanza pero haré todo lo posible por evitarlo”.
Un nuevo encuentro fijado para el próximo 3 de enero y que podría contar con nuevas citas si la competición se desarrollara de la manera soñada para ambos: “Evidentemente desde hoy le deseo a Mikel la mejor de las suertes con la única salvedad de ese partido de la segunda vuelta, ojalá sea un gran año para los dos en el que por qué no soñar con vernos incluso en más ocasiones. Sabemos que entremedias podríamos soñar con una final de Copa Princesa para la que habrá muchos candidatos e incluso más adelante con un hipotético playoff pero por ahora seguiremos pensando en el día a día y en poder dar lo mejor de cada uno para que puedan llegar esos momentos”.