En el primer Campeonato del Mundo de baloncesto (Argentina, 1950) formó parte de la selección española (y fue el máximo anotador del torneo por promedio, 13,7 puntos por encuentro, aunque entonces lo que contaba era el total) un jugador de ascendencia española pero nacido en Chile, que ni antes ni después estuvo otra vez en la selección y que se había ofrecido por carta a jugar en ella.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Con su 1,82 m, Álvaro Salvadores (Lanco, 12/X/1928) podía jugar de ala pívot y de pívot. Durante muchos años se tomó aquí su caso como una mera anécdota irrepetible, pero un trabajo de Daniel Barranquero en "Cuadernos del Basket" nos descubrió la medida de un jugador que llegó a ser muy importante en Sudamérica.
Álvaro Salvadores empezó a jugar en la élite chilena a los 15 años, con una ficha que aseguraba que ya tenía 18. Sus progresos de autodidacta, con un tiro peculiar que armaba por detrás de la cabeza, le llevaron pronto a las puertas de la selección chilena, aunque a última hora se quedó fuera del equipo que acudió a los Juegos Olímpicos de 1948 en Londres. Al año siguiente los estudios le impidieron disputar el Campeonato Sudamericano. Y en 1950 le cortaron de la selección chilena que iría al Mundial, por individualista. Éste era su gran problema.
Su padre le animó entonces a que enviara una carta a Jesús Querejeta, presidente de la Federación Española (ver 11/XII), ofreciendo sus servicios. Los recortes de prensa que adjuntaba y su "sentido sentimiento patriótico" convencieron al general y Salvadores se incorporó al equipo. Ya en Buenos Aires, por supuesto. El 25 de octubre debutaba, pero ni sus 18 puntos ni los 26 de Eduardo Kucharski evitaron la derrota por la mínima ante Egipto (56-57). Al día siguiente, especialmente motivado, anotaba 20 puntos contra su país natal, pero la victoria era para Chile (40-54). Perú y Ecuador también vencieron a España, que sólo pudo ganar a Yugoslavia... por incomparecencia.
Aquellos cinco partidos (cinco en el acta, cuatro de juego real) fueron los únicos con España de Salvadores, a quien sus compañeros acusaban de "tirarlo todo". Renunció a la doble nacionalidad y jugó al fin con Chile el Panamericano'51 y los JJ.OO.'52. Robert Busnel le llevó al Racing de París y luego formó el Salvadores Basket Club, que llegó a alinear a nueve hermanos y dos primos. Compaginó su labor diplomática con el baloncesto hasta 1960 y participó en una película. El 10 de abril del 2002 falleció en Colombia.