Primera jornada de la Liga ACB 2005-06. El 16 de octubre el Real Madrid, campeón la temporada anterior, visita Girona. Encaja un parcial final de 14-2 y pierde por 78-74. ¿Una gran sorpresa? No tanto.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Aquel verano, Akasvayu, que sustituía a Casademont como patrocinador del equipo gerundense, el cual se había salvado por los pelos del descenso, hizo una auténtica revolución que tenía muy pocos precedentes en el baloncesto español. Atención a sus fichajes: Raül López, por cuatro años, procedente de Memphis y pagando al Real Madrid, que tenía sus derechos en la ACB; Fran Vázquez, que renunció a jugar en la NBA, donde Orlando le había elegido muy arriba (11.º) en el "draft", Dueñas, Gabriel, Salenga, Kammerichs, Arriel McDonald, Samo Udrih...Y dos promesas, luego confirmadas: Banic y Hettsheimeir, que fueron cedidos al Lagun Aro (ACB) y al filial, el Akasvayu de Vic (LEB-2), respectivamente.
El equipo de Edu Torres acabó aquella Liga en séptima posición, tras caer, como los dos años siguientes, en cuartos de final de los playoffs. La temporada siguiente, con Svetislav Pesic en el banquillo, fue la mejor: quintos en la Liga y campeones de la Eurocopa de la FIBA al vencer en la final, en Girona, por 79-72 al Azovmash ucraniano. En la 2007-08, al mando de Pedro Martínez, fue octavo en la Liga y llegó a otra final continental, ésta de más nivel, la de la Copa ULEB, en la que el DKV Joventut no le dio opción en Turín (79-54). Aquel año jugaban Marc Gasol, que fue el MVP de la ACB; Sada, San Emeterio, Drobnjak, Middleton...
Pero los graves problemas económicos de la empresa inmobiliaria que dirigía Josep Amat ("No soy Abramovich", había dicho en su presentación), que había pasado de patrocinador a máximo accionista, tenían que afectar por fuerza al equipo. Las instituciones no quisieron acudir a una ampliación de capital en el 2007 y un año después, el 25 de julio del 2008, el club anunciaba que no podía inscribirse en la ACB, por sus deudas (6,5 millones de euros, sin contar las de la última temporada, en la que había tenido que pagar casi un millón de recargos e intereses de demora a Hacienda, ni los 2,5 millones avalados por las instituciones) y por la imposibilidad de cubrir el presupuesto para la próxima temporada (7 millones). Era el final a veinte años de presencia ininterrumpida en la élite, desde 1988, del baloncesto gerundense.