Presente desde el “salto inicial” en unos Campeonatos Infantiles y Cadetes que evidencian el buen trabajo desde la iniciación y que confirman que el manantial de nuevas jugadoras que llenan las pistas de todas las Autonomías sigue fluyendo con la fuerza e ilusión necesaria como para contemplar el futuro con optimismo. Elena Lahoz reflexiona, primero, sobre la importancia de estos campeonatos: “Las jugadoras crecen durante el campeonato, porque quizás empiezan nerviosas e indecisas en los primeros partidos pero poco a poco van mostrando sus capacidades y, sobretodo, su capacidad competitiva. Toman referencia a otras jugadoras, se ven obligadas a competir a su máximo nivel y ahí es cuando sacan lo mejor de ellas mismas”. Ahí nos paramos porque, tal como reflexionaba en estas mismas páginas José Silva, es la mentalidad, el carácter, algo clave a la hora de detectar ese aspecto diferencial de los nuevos talentos. “Los entrenadores podemos y debemos incidir en aspectos relacionados con la técnica y, muy importante en baloncesto femenino, la táctica individual. Pero la mentalidad competitiva, aunque se pueda mejorar desde la motivación, en general “se trae de casa”, confirma Elena.
Conocedora de todas las generaciones la entrenadora aragonesa no puede evitar comparar, al menos, estructuras físicas, capacidades atléticas. “En Guadalajara, con la generación del 2000, vimos muchas jugadoras altas, en 2001 alguna también destacada en este aspecto. Respecto a las de 2003 no hay tanta jugadora alta, tan física, pero sí con otras capacidades. Observamos jugadoras con habilidades exteriores pero no definidas en posiciones, especialmente en una muy importante como la de base. Hay un gran trabajo en la formación pero tendemos a especializar más tarde y por en estas generaciones a veces nos encontramos con pocas jugadoras acostumbradas a ser las directoras de juego, una posición muy específica”.