Jesús Gil dio a lo largo de su vida suficientes motivos para convertirse en un personaje peculiar, abierto a todas las polémicas. En el deporte, como presidente del Atlético de Madrid, se habló de él sobre todo por el fútbol, lógicamente. Pero también en el baloncesto dejó su huella.
JUAN ANTONIO CASANOVA
El Atlético ya había hecho un primer intento, fallido, de llegar a la élite del baloncesto. Logró una plaza en la ACB al final de la temporada 83-84, pero los sus problemas económicos le obligaron a renunciar. Jesús Gil también probó en 1989, dos años después de llegar a la presidencia, comprando la plaza del Oviedo en Primera División. Fue un desastre. Bajó a Segunda, lo que le hizo cambiar de táctica, y en el verano del 90 se aseguró un hueco al fusionarse con el Collado Villalba, que había perdido a su patrocinador, el BBV. El entrenador era Clifford Luyk, que duró poco, y Shelton Jones y Walter Berry los dos extranjeros. Dos ex estrellas de la universidad de St. John’s de quienes se dijo en aquel momento que iban a cobrar 120 y 180 millones de pesetas respectivamente por temporada.
Ambos debutaron a lo grande. Jones, en la primera jornada, con 41 puntos y 14 rebotes en la victoria en la pista del Pamesa (70-71). Berry en la cuarta, con 52 puntos y 15 rebotes al mismísimo Real Madrid… que no evitaron la derrota (99-107). El equipo remontó el vuelo y después de 25 jornadas no iba mal: 13 victorias y 12 derrotas. Pero si dentro de la pista seguían aportando muchos puntos, sobre todo Berry, fuera de ella el comportamiento de los dos americanos dejaba bastante que desear. Incapaz de controlarlos, Tim Shea, que había sustituido a Luyk en el banquillo, amenazaba con dimitir. Hasta que al presidente se le hincharon las narices y el 25 de enero de 1991, el día antes de visitar al Joventut, declaró: “Conmigo no caben medias tintas. Cada día cierran las discotecas y parece que se lo pasan mejor allí que jugando. Iremos a Badalona sólo con nacionales, y en los dos próximos partidos también. A mí no me toma el pelo ni un negro ni un blanco”.
La amenaza se cumplió a medias. Sin los estadounidenses, al Atlético perdió en Badalona por 89-63. Jones ya no volvió a jugar en el equipo y le sustituyó Howard Wright. Berry, en cambio, reapareció en la jornada siguiente, marcando 36 puntos en la victoria sobre el CAI (86-81), y siguió hasta final de temporada.