Entre el 30 de enero de 1971 (74-61 a Santa Barbara) y el 17 de enero de 1974 (66-44 a Iowa) el celebérrimo equipo de los Bruins de UCLA (Universidad de California en Los Angeles) que entrenaba John Wooden y tenía como estrella a Bil Walton encadenó una formidable serie (¿irrepetible?) de 88 victorias consecutivas en la NCAA, que incluían los 30 partidos de la temporada 1971-72 y los 30 de la 1972-73.
JUAN ANTONIO CASANOVA
La serie terminó el 19 de enero de 1974, en South Bend (Indiana), donde unos enfervorizados 11.343 aficionados asistieron –no sin sorpresa, aunque si UCLA era el número 1 del país Notre Dame era el número 2- a la victoria de su equipo por 71-70. Una victoria sumamente valiosa por sí misma, porque todo el mundo se preguntaba quién sería capaz de vencer a un equipo que llegó a parecer imbatible, y por las condiciones en que se produjo. A falta de 3 minutos y medio ganaba UCLA por 11 puntos, pero ya no volvió a anotar y encajó un parcial de 12-0 que le condenó. Los héroes de los Irish, que entrenaba Digger Phelps, fueron el escolta Gary Brokaw (25 puntos), que jugaría cuatro años en la NBA; el ala-pívot John Shumate (24), que lo haría en cinco, y sobre todo el base Dwight Clay, autor de la canasta de la victoria a falta de 29 segundos. Bill Walton falló el último tiro visitante. Se había lesionado en la espalda unos días antes, pero fue el mejor de su equipo con 24 puntos y 9 rebotes.
De hecho, aquella jugada decisiva de Notre Dame estaba diseñada para Shumate, pero al verle muy marcado Brokaw le pasó el balón a Clay. “Quería la pelota. Estaba solo y la estaba esperando”, dijo éste luego.
Pese a ser el peor tirador del núcleo central de los Irish, Clay era un especialista en canastas decisivas. Un año antes había logrado, con sólo 2 segundos en el crono, la que acababa con la serie de 81 victorias consecutivas en casa de Marquette. Sin embargo, nunca llegó a la NBA. Cuando se retiró fue árbitro de la NCAA y entrenador. Años después de la hazaña recordaba: “En nuestra pista no cabían más de 12.000 espectadores, pero parece que fueran un millón, porque no pasa un día sin que alguien me diga que estuvo allí viendo el partido. Fueron mis quince minutos de gloria”.
UCLA no fue campeón aquel año. Le eliminó en semifinales North Carolina State, que luego ganó la final a Marquette.
La última derrota de los Bruins antes de la histórica serie se la había infligido también Notre Dame.
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