La Liga Profesional Europea generó mayor expectación en sus prolegómenos (llegó a decirse que participarían el Real Madrid y el Barcelona) que durante su desarrollo, efímero, que pasó con mucha más pena que gloria, de manera que nadie se sorprendió de que no hubiera una segunda temporada.
JUAN ANTONIO CASANOVA
En principio la FIBA se opuso frontalmente, y también la Federación Española, lógicamente. Pero una reunión celebrada en Roma con la IBA (Internacional Basketball Association) en octubre de 1974 empezó a allanar el camino, y la competición –con cinco equipos, que se enfrentarían a cinco vueltas; es decir, veinte partidos en cada país- se puso en marcha el 17 de enero del año siguiente, con los encuentros Swiss Alpines-Bruselas Lions y Sabras Tel Aviv-Munich Bavarians. Los partidos se disputaban en cuatro tiempos de 12 minutos, con árbitros y reglas estadounidenses. Las canastas conseguidas desde más lejos de los 8 metros valían tres puntos. Había tarjetas blancas y el jugador al que se la mostraban debía estar dos minutos fuera de la pista.
Los que debían ser dos equipos españoles, Madrid Superstars y Catalans Estels, quedaron finalmente en uno, el Iberia Superstars, que debutó el 23 de enero en Munich. El primer partido en España lo jugó en Mataró el 3 de febrero, un lunes, para no coincidir con los de la Liga española, que el día anterior proponía un Joventut (entonces todavía Juventud, en castellano)-R. Madrid (89-80). El Iberia Superstars, que ya había jugado cuatro, con una sola victoria, cayó en el último segundo (106-107) ante el equipo alemán, que al día siguiente repetiría triunfo (107-111) en Badalona. Entre los espectadores, escasos, presididos por el titular de la Federación Española, Ernesto Segura de Luna, estaban muy divididas las opiniones sobre las posibilidades de cuajar que tenía una competición que ofrecía jugadas espectaculares, pero también muchos fallos notorios y, por encima de todo, carecía de la menor identificación, con unos equipos formados íntegramente por jugadores norteamericanos.
En abril, una vez acabada la liga entre la indiferencia general, los responsables del equipo español hablaron en su balance de “éxitos y frustraciones”, acusaron a la Española de incumplir el contrato, desafiaron al Barça y al Madrid a jugar contra ellos y expresaron su intención de repetir la temporada siguiente. No fue así.