MUNDIAL DE TURQUÍA
REFLEXIONES: Velocidad y control
9/28/2014 - 10:05 AM
España encontró en el equilibrio su principal argumento para solventar eficaz y brillantemente el primer duelo del Mundial de Turquía. Supo combinar con ambición y buena lectura la velocidad en las transiciones ofensivas y el control en el ataque posicional.
MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
La selección española femenina tiene en sus filas jugadoras que disfrutan del baloncesto de alta de velocidad, que son imparables a campo abierto, cruzando esa zona que divide la pista llevando el balón y a la vez detectando la compañera más avanzada para finalizar las transiciones en pocos segundos. Pero a la vez posee pausa para leer, para cambiar el ritmo del partido y llevarlo al terreno que más le conviene, para aprovechar esas individualidades determinantes en el juego posicional. Velocidad y control, dos virtudes que muchas veces se hacen difícil de combinar pero que nuestra selección sí tiene capacidad para llevar a cabo desde la táctica del guión y desde la experiencia de la interpretación.
En un partido abierto en el estilo, con un rival empeñado en acelerar el ritmo el grupo que dirige Lucas Mondelo supo aceptar primero el pulso físico siendo capaz de igualar esa velocidad propuesta por Japón para, en el descanso y desde el vestuario, diseñar la estrategia adecuada para reducir al mínimo las virtudes del adversario y potenciar aquellas ventajas propias en el juego de media pista, de cinco contra cinco. No importó, al menos esta vez, el bajo porcentaje de tres puntos porque se compensó con las buena lectura del juego, ¡23 asistencias! y el adecuado control del mismo con tan sólo 12 pérdidas de balón, no demasiadas teniendo en cuenta la velocidad con la que se actuó.
Y una vez conseguida la primera victoria, reflexión y autocrítica. No es fácil mejorar desde el elogio, no es fácil detectar y corregir errores desde la victoria y sin embargo es absolutamente necesario encontrar también ahí el equilibrio para crecer ganando, para saber mantener la autoestima, la confianza que da soltura al juego sin dejar de buscar aquellos aspectos susceptibles de mejora que siempre, siempre pueden encontrarse.