Con los ojos aún llorosos e invadida por la sensación de haber perdido una gran oportunidad para poder ser campeonas del Mundo. Así se mostraba la MVP, Ángela Salvadores a su salida de un vestuario en el que el grupo ha comenzado a asimilar el éxito logrado en un Mundial para el recuerdo.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Con la mirada triste y la voz entrecortada recorría el túnel de vestuarios una Ángela Salvadores para la que no había consuelo. “El triple… ahí ha estado todo” repetía una y otra vez lamentándose por una jugada que pudo cambiar el signo del partido.
La jugadora de origen asturiano, pasaba saliva para tratar de encontrar una respuesta al desenlace de un encuentro histórico para el baloncesto español y que, probablemente, comenzarán a entender como tal con el paso de las horas: “El triple de Maite… ahí ha estado todo. Era la jugada clave, la habíamos preparado, la habíamos ejecutado, la habíamos metido y… ¡Nos han pitado falta en ataque! Ahí se ha escapado todo… Lo habíamos hecho todo perfecto durante un segundo tiempo en el que nuestro cuerpo técnico había sido clave, habían estado de 10 para que todo saliese según lo previsto y, al final, no ha podido ser…”.
Y es que la medalla de Plata no es consuelo suficiente para una jugadora de mentalidad ganadora y que había puesto todas sus esperanzas en esta final: “Sabíamos que EEUU había ganado todos sus partidos de paliza pero nosotros habíamos hecho un gran torneo ganando incluso al anfitrión en su casa y de 32 puntos. Confiábamos en nuestro juego y eso hacía que no tuviésemos miedo a ningún rival, aunque fuera Estados Unidos. Durante este mes hemos sido un equipazo dentro y fuera de la cancha y hoy… en el último día… nos hemos quedado sin el oro por dos puntos y con una falta dudosa en ataque, eso es lo único que nos ha impedido ser campeonas”.
Cuestionada acerca de su gran encuentro y el posterior MVP, Ángela restaba de corazón importancia a un trofeo que hubiera cambiado por el título: “¿MVP? ¿Qué quieres qué te diga? Yo quería el oro… lo hubiera cambiado sin pensarlo. Es un trofeo que para mí queda hoy en un segundo plano, tiene un gran significado pero reconoce tan sólo la labor de una jugadora y nosotras hemos sido un gran equipo, no el campeón pero si un auténtico equipazo. Quiero dar las gracias a todo el cuerpo técnico y a mis compañeras porque ellas son las merecedoras de este premio”.