Tras su clasificación para la final del Mundial U17F, las jugadoras de la selección recibieron un mensaje de ánimo muy especial, el de un José Luis Perales que las ha acompañado en su camino desde que Isa Sánchez comenzara a tararear “Un velero llamado Libertad” durante los primeros días de concentración. Una canción que se convertiría en el himno oficioso de un equipo que quiere caminar libre hacia lo más alto del pódium.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
La Selección Española U17F se convertía en la tarde del sábado en foco de atención con su clasificación para la gran final del Mundial de la República Checa donde peleará por la medalla de oro ante la potente selección de Estados Unidos. Un gran broche para un campeonato que daría comienzo mucho antes, aquel 4 de junio en el que cuerpo técnico y jugadoras se colocarían el mono de trabajo sobre la cancha alicantina de L´Alfaz del Pi.
Poco más de 30 días de concentración en el que aquel grupo de jugadoras se ha convertido en un auténtico equipo ya no sólo dentro de la cancha sino también fuera de ella con las diferentes sesiones de trabajo colaborativo preparadas por un cuerpo técnico consciente de la importancia que tiene el trabajo psicológico a la hora de construir un equipo ganador. Un trabajo estudiado al milímetro y que, sin embargo, vería saltar por los aires su hoja de ruta de la manera más inocente cuando, en aquellos primeros días de junio, la ayudante Isa Sánchez comenzó a tararear una canción.
Una Selección llamada libertad:
“Y se marchó, y a su barco le llamó libertad…”. Con estos acordes en su boca irrumpía cada mañana en el comedor del desayuno la ayudante de Víctor Lapeña en el cuerpo técnico. La experimentada Isa Sánchez contagiaba de este modo en el día a día su entusiasmo y alegría tanto a sus compañeros de staff como a un grupo de jugadoras que no tardarían en empaparse del ritmo y la letra de aquella canción que José Luis Perales lanzara a la fama a finales de la década de los 70.
La concentración avanzaba y, con el equipo asentado en Taranto para la disputa del Torneo Internacional, el velero era ya todo un himno oficioso para un equipo que navegaba hacia el Mundial pintando sus propias estelas en la mar. Sería tal la repercusión del nuevo himno del vestuario que la delegada del plantel, Elena Espiau, sería la encargada de remitir una carta al propio cantante en la que le haría partícipe de una historia que ponía rumbo a la República Checa para acompañar a la selección en la cita mundialista.
Perales, recibirían entusiasmado a través de su página web personal una historia de la que quiso sentirse partícipe y cuyo siguiente paso llegaría al vestuario en la noche de ayer a modo de vídeo…