ADECCO ORO
REFLEXIONES PLAYOFF FINAL: Un serie impredecible
5/25/2013 - 11:02 AM
Diseñaban los entrenadores la puesta en juego del balón para llevarlo a las manos de los más talentosos para, en ese momento, dejar que fueran los actores los que interpretaran ese fantástico guión recurriendo a todas las habilidades adquiridas durante años de baloncesto.
Miguel Panadés
Los últimos minutos del primer partido del Playloff final de la Adecco Oro se convirtieron en un improvisado clínic de la realidad de un baloncesto más cercano al de miles de entrenadores que lo veían por televisión. Peñarroya y Perelló eran capaces de gestionar sus emociones y transmitir desde la banda instrucciones con gesto y tono adecuados. Saques de banda dibujados para poner el balón en las manos de los más talentos, estrategias defensivas mantenidas con el convencimiento de que había tiempo para culminar la remontada, arriesgadas decisiones siempre comprometidas, siempre subjetivas, como la de hacer o no falta en los segundos finales con empate o ventaja en el marcador. En todo caso ambos jóvenes técnicos sabiendo transmitir esa seguridad y a la vez entusiasmo necesarios en los momentos más complicados y sabiendo además traspasar la responsabilidad a los actores principales de cualquier partido de baloncesto; los jugadores.
El primero de la serie final fue un partido repleto de todo lo que conlleva un deporte tan denso como el nuestro y con unos jugadores mostrando una admirable personalidad y determinación. Han llegado a la final del Playoff dispuestos a reivindicar su talento, su oficio, su conocimiento del juego en diferentes situaciones. Son jugadores que dignifican la profesión porque más allá de contratos altos o bajos, de recortes económicos o de perspectivas deportivas más o menos favorables, muestran sobre el parquet un nivel de profesionalidad y de calidad fabuloso.
La Adecco Oro volvió a evidenciar esta noche de viernes que en el baloncesto hay requisitos fundamentales que lo convierten en un deporte incomparable. Uno es que la táctica esté al servicio del talento y otro que sobre la pista haya el equilibrio de fuerzas necesario. En ese escenario, con esos protagonistas, cabe sumar unos árbitros inteligentes que apenas se dejaron ver en los minutos decisivos permitiendo así focalizar toda la atención en las decisiones de los jugadores, de los actores principales. El domingo, segundo capítulo de una serie impredecible.