ENTRENADORES
Carlos Colinas: “Ser seleccionador me ha hecho mejor entrenador”
11/28/2013 - 9:57 AM
Director Deportivo y entrenador del RC Celta Selmark, Carlos Colinas es, además, el seleccionador español con más medallas acumuladas durante una última década en la que se ha convertido, cada verano, un habitual en los éxitos del baloncesto femenino.
Miguel Panadés
“La escuela del baloncesto no sólo crea futuros jugadores y jugadoras sino que puede y debe ilusionar desde muy jóvenes a también futuros entrenadores, directivos, árbitros, periodistas especializados, aficionados… a futura gente del baloncesto”. Carlos Colinas habla con conocimiento de causa porque como jugador su experiencia se limitó a ese baloncesto de iniciación en los Maristas de León y a compartir equipo con una generación de jugadores “mucho más talentosos que yo” por lo que los años de cadete y junior los vivió pasando más minutos en el banquillo que en la pista. Lo que podría haber significado una frustración representó sin embargo una de las claves para que focalizara su atención hacia la tarea del entrenador. “Con el paso del tiempo agradezco los “banquillazos” que recibí por parte de mi primer y prácticamente único entrenador, José Manuel Vázquez, de quien posteriormente fui su ayudante, porque de manera inconsciente empecé ahí a convertirme en entrenador” ironiza Colinas, 44 años y nacido en León, aunque en una reflexión más profunda analiza esa situación recordando como durante los partidos “disfrutaba más fijándome en los detalles del juego que de las canastas de mis compañeros”. Lo cierto es que de toda esa buena generación de jugadores que participaron incluso en un Campeonato de España sólo él, el que menos jugaba de todos ellos, se dedicó posteriormente al baloncesto y junto a él, vinculado indirectamente a nuestro deporte, sigue otro más, casualidades de la vida, el padre de Ángela Salvadores, jugadora que precisamente entrenó Carlos Colinas.
El baloncesto, como la vida, reencuentra personas con las que se forjaron relaciones intensas y emotivas, y que desde los recuerdos perduran para toda la vida. Con diecinueve años y ya convertido precozmente en exjugador Carlos Colinas decidió emprender el camino del entrenador “como elección de vida” y para ello quiso formarse cuanto antes realizando todos los cursos posibles en tres años consecutivos culminando con esa cita ineludible para todo aquel que desee convertir la pasión de entrenar en profesión como es el Curso Superior. “Recuerdo ese Curso dirigido por Pedro Zorrozua y por el que pasaron los referentes de esa época como Díaz Miguel, Aíto García Reneses, Lolo Sainz, Moncho Monsalve… hace veinticinco años de ello y todavía hoy tengo muy presente esa experiencia junto a un montón de entrenadores, muchos de los cuales, ejercemos todavía hoy y con los que mantengo todavía contacto. Participar en el CES actual, con las innovaciones que se han impulsado, significa una satisfacción máxima”. Y, deprisa, deprisa, con apenas veintidós años, siendo entrenador ayudante, se encontró ante una de esas oportunidades trascendentales; dimitió el primero, Tono Lagares y la entonces presidenta del club Compañía de María de A Coruña, Pilar García, le hizo la primera pregunta clave en su vida como entrenador: “¿Te atreves a cogerlo?”… y todavía hoy recuerda Carlos como sin haber finalizado la pregunta dio un paso adelante exclamando: “¡Por supuesto!”. “Era más joven que casi todas las jugadoras del equipo y en esa primera experiencia puse mucho más corazón que cabeza. Fueron cinco meses sólo pero con el tiempo siempre los he valorado como una experiencia muy importante en mi vida como entrenador”.
Desde ese momento Carlos Colinas inició un largo y apasionante viaje por el baloncesto, que le llevó a diferentes ciudades, equipos, experiencias personales. Conoció el lado agradable de la profesión y también el más ingrato. Poco a poco empezó a coincidir con jugadoras de más nivel y cuando desde esta entrevista le invito a recordar alguna que le marcase especialmente menciona, sin dudarlo, el nombre de Elena Tornikidou. “Llegó a Oviedo como campeona olímpica, en plenitud, con veintinueve años. Con ella entendí que las grandes jugadoras no sólo hacen mejores a sus compañeras sino que hacen mejores a sus entrenadores. Ella me transmitió el baloncesto de los detalles esenciales para que cualquier situación planteada fuera mejor”. Posteriormente y tras varias escalas Carlos Colinas recaló en Mann-Filter de Zaragoza. “En esa experiencia, ya con un equipo obligado a ganar, dirigí a jugadoras contrastadas como Marina Ferragut o Sandra Gallego de las que también aprendí” y tras acumular una importante suma de experiencias Carlos decidió aceptar la propuesta del Celta, “un club histórico en nuestro baloncesto y que desde hace años trabaja con una clara vocación formativa” y pasar a ser en Director Deportivo desde 2004 para, desde hace dos temporadas, convertirse en entrenador del Primer Equipo en Liga Femenina 2, “una competición fundamental en la formación de muchas jóvenes jugadoras españolas, un trampolín hacia la élite”.
SER ENTRENADOR, SER SELECCIONADOR
En paralelo a esa actividad constante durante los últimos veinticinco años pasando por diferentes clubes, temporada tras temporada de manera casi ininterrumpida Carlos Colinas fue seleccionador nacional español en selecciones de formación acumulando éxitos cada verano. Seis medallas, cuatro de oro y dos de plata, ha sido su fabulosa contribución a esa suma de alegrías que acumula el baloncesto femenino español. “Mi trabajo durante los veranos me ha hecho entrenador. Ser seleccionador me ha hecho mejor entrenador. A través de las diferentes experiencias he aprendido a modular mi carácter, a adaptarme a la calidad de las jugadoras, a gestionar el talento que llega a las selecciones producto del excelente trabajo de los entrenadores de los clubes”. Gestión del talento, un término que cada vez se oye más en el baloncesto español y que surge de la voluntad de poner todos medios al servicio de la capacidad de los “artistas”. “El Método FEB” describe Colinas, “es el proceso, las vías por donde circula el tren del baloncesto. Desde esas reuniones del Área Deportiva de la FEB siempre hemos defendido una teoría: no pararnos nunca y creo que esa máxima va influyendo poco a poco también en la dinámica de los clubes. Creo, sinceramente que ese el gran secreto de la Federación Española”. Seleccionador, profesor del CES, técnico implicado en la formación de nuevos entrenadores reconoce desarrollar su labor como Director Deportivo del RC Celta Selmark influenciado por la figura del actual Director Deportivo de la FEB. “Ángel Palmi es mi referente profesional como Director Deportivo. Es una persona que va por delante de los demás en el baloncesto”.
Y en esa suma de experiencias acumuladas durante estos años que le permiten haber recorrido todo el baloncesto femenino en nuestro país, en sus competiciones, clubes y selecciones también ha tenido tiempo Colinas de vivir una experiencia muy presente en la realidad de los entrenadores españoles como es la de salir a exponer esos conocimientos en el extranjero. Trabajó unos meses con la selección de Brasil comprobando “la dificultad que entraña ejercer la profesión de entrenador en un entorno diferente al que uno puede estar acostumbrado. Entrenar en el extranjero exige un ejercicio de adaptación al lugar donde estas, a sus costumbres, a su cultura deportiva. Fue una experiencia enriquecedora pero también difícil porque yo creo en la evolución del trabajo de manera progresiva, en el crecimiento lento pero constante de los equipos y en Brasil percibí una excesiva necesidad de inmediatez”.
Carlos Colinas, este leonés afincado desde hace años en Galicia tiene, desde esa serenidad que transmite y que seguro oculta, como la mayoría de entrenadores, las presiones propias de la profesión, la capacidad para extraer lecturas positivas de todas las experiencias, buenas y menos buenas, vividas durante su dilatada carrera y, por su juventud – 44 años permiten mucha proyección todavía –, contempla el futuro con la necesaria ambición profesional. Disfruta aprendiendo y también transmitiendo conocimientos. “Hay muchos jóvenes con vocación de entrenadores y creo que es fundamental que los que formamos parte del mundo del baloncesto nos transmitamos continuamente experiencias. Es de las vivencias propias y de los otros de quien siempre aprendemos más”.