Sucedió en la temporada 2000-2001, cuando una serie de clubes europeos decidieron protagonizar una escisión histórica del ámbito de la FIBA, que para aquella misma temporada había preparado lo que iba a ser una nueva etapa de la gran competición continental de clubes.

De modo que se jugaron la Euroliga por un lado, tutelada por la ULEB, y la Suproliga por otro, la competición de la FIBA directamente heredera de la histórica Copa de Europa.

Al final, la Suproliga contó con los mejores equipos griegos y turcos, los rusos y los franceses, así como con el Maccabi, otro de los grandes del baloncesto europeo. El formato de ambas competiciones fue similar, aunque la FIBA mantuvo la ‘final four’ –el formato más exitoso- y la Euroliga decidió sustituirla por un playoff final… que en vista de su poco éxito mediático sólo duró esa primera temporada.

El título de la Suproliga se decidió en París, a donde llegaron Panathinaikos de Atenas, Maccabi de Tel Aviv, Efes Pilsen de Estambul y CSKA de Moscú. La final la ganó el Maccabi al Panathinaikos por 81-67. Desde entonces, la Euroliga incorpora aquella única edición de la Suproliga a su palmarés.

En el fondo del Museo FEB, en la ciudad de Alcobendas, se conserva un ejemplar original de entrada a la jornada final de la Final Four de la Suproliga, del domingo 13 de mayo de 2001 en el Omnisports de Bercy.