PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Comienza a sonar la megafonía de El Plantío; el speaker del club presenta a los jugadores locales y, al final de la fila, el aficionado se topa con un viejo conocido, el experimentado Alberto Miguel. Tras dos temporadas, y después de haber llevado al club a dos finales consecutivas de la Adecco Oro, el escolta cántabro regresaba a su segunda casa para disputar su primer encuentro oficial.

Un total de 21 puntos y una sensacional serie de 6/6 desde el 6,75 son el balance de una noche en la que guiaría a su equipo a la victoria ante el Lobe Huesca y que concluiría en la N-627 rumbo a su Laredo natal donde esperaba el principal condicionante que ha marcado su carrera durante las dos últimas temporadas. Y es que la historia reciente de Alberto Miguel difiere un tanto de la de cualquier otro jugador de su edad.  A sus 35 años, el escolta cántabro ha comenzado las dos últimas campañas en equipos cántabros de Liga EBA, alejado de los focos de las Ligas Adecco y no por falta de ofertas. El nacimiento de su hija Frida varió por completo las prioridades del jugador: “Después de dos temporadas en Burgos en las que pude estar muy cerca de mi familia y mis amigos todas las ofertas que llegaron para seguir en la Adecco Oro suponían alejarme de ellos. En esas fechas, recibí la noticia de que iba a ser padre por lo que decidí quedarme en el Estela de Santander, una decisión que fue acertada y que me permitió vivir un momento único que no hubiese cambiado por nada”.

Durante este tiempo, el teléfono del escolta cántabro no dejó de sonar y fue, tras el nacimiento de su hija, cuando el gusanillo de la alta competición picó de nuevo a Alberto: ”Habían pasado ya unos días desde que fui padre y Ourense me llamó para ofrecerme una interesante apuesta deportiva. Iban a ser tres meses alejado de casa pero tenía la oportunidad de volver a competir y de llevar al equipo hasta la Adecco Oro”.

El objetivo del ascenso se cumpliría con creces pero nuestro protagonista volvería a sentir la necesidad de estar cerca de los suyos. El inicio de la campaña en el Pas Piélagos de Liga EBA sería el prolegómeno idóneo para una incorporación temporal a un Ford Burgos con el que tenía una espina clavada: “Llevaba todo el verano machacándome para poder estar al 100% pero de nuevo las ofertas suponían estar muy alejado de casa. Me comprometí con el Pas Piélagos cántabro pero justo entonces llegó la posibilidad de volver a mi segunda casa, Andreu me llamó para echar una mano al equipo y no podía decirles que no. Había pasado aquí dos años y tenía una espina clavada de mi última temporada en la que no quise operarme de un dedo para ayudar en el playoff. Me sentía en la obligación de volver y de ayudar al club en todo aquello que me pidiesen”.

Su incorporación se materializó mediante un contrato temporal de dos meses que espirará a mediados del próximo mes y que le ha permitido demostrar que, a sus 35 años, mantiene el vigor y la energía que le llevaron a debutar con 18 en la Liga Endesa: “Lo cierto es que estoy teniendo muy buenas sensaciones en estos primeros partidos. El conocer el club, a Andreu y a la mayoría de compañeros me ha ayudado a adaptarme lo antes posible a un equipo en el que sé que puedo aportar mucho como jugador. Indudablemente me gustaría poder seguir aquí toda la temporada y para ello estoy trabajando; Autocid siempre me ha permitido sentirme a gusto como jugador y, profesionalmente, tengo una deuda con ellos. Sería bonito poder acabar la temporada y, ¿por qué no?, soñar con el ascenso”.

Trayectoria deportiva

1998/99: Anchoas El Capricho (Liga EBA)
1999/01: Torrelavega Lobos (EBA)
2001/03: Cantabria Lobos (ACB y LEB)
2003/06: Menorca Básquet (LEB y ACB)
2006/09: Lleida Básquetbol (Adecco Oro y ACB)
2008/10: Ford Burgos (Adecco Oro)
2011/12: CD Estela (Liga EBA) y Aguas de Sousas (Adecco Plata)
2012/13: Pas Piélagos (EBA) y Ford Burgos (Adecco Oro)