¿Se imaginan a un jugador capaz de rebajarse el sueldo por amor a sus colores? Tras siete temporadas consecutivas en Baloncesto León, Juanjo Bernabé se ha convertido en uno de los mejores ejemplos de identificación y compromiso con su club en una Liga que ha conquistado a través de su humildad. Les invitamos a conocer al humilde pescador de la Adecco Oro...
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Bastaría tan sólo con echar un pequeño vistazo a la trayectoria deportiva de los 190 jugadores que componen la presente temporada de la Adecco Oro para entender la importancia en el campeonato de nuestro protagonista. Y es que Juanjo Bernabé es un claro ejemplo de jugador identificado con su club ya que, lejos de contar con un amplio historial, divide sus 17 temporadas como profesional entre tan sólo tres clubes.
Cáceres, Ourense y Baloncesto León son los únicos equipos que han podido estampar el nombre de Juanjo Bernabé sobre sus camisetas y, tan sólo Sebas Arrocha -con 11 temporadas repartidas en tres etapas en el UB La Palma- y Nacho Romero, quien cumple su novena campaña en Melilla, son capaces de superar las siete temporadas ininterrumpidas de este base en la plantilla leonesa.
Les invitamos a conocer más de cerca la figura de un humilde jugador en peligro de extinción, un base defensor de las jerarquías y aficionado a la pesca como medio para hacer vestuario. Así es Juanjo Berbabé.
Una atípica rebaja salarial por respeto y amor a los colores
Llegó al baloncesto de la mano del humilde Atlético Montemar, en edad cadete y casi por casualidad. Apenas tres años después, Cáceres le daba la oportunidad de debutar en la Liga ACB comenzando una brillante carrera como profesional que continúa después de casi dos décadas. En este tiempo, Bernabé confiesa haber descubierto el secreto para permanecer tantos años en la élite: "Soy un base muy común, con un físico bastante malo y que ha intentado acoplarse con el paso de los años al baloncesto. El secreto de este deporte es sencillo, no es otro que aclimatarte al lugar en el que estas, al equipo y a los compañeros".
¿Pero cómo llega un jugador a convertirse en un hombre de club? El playmaker de Baloncesto León lo tienen claro y, para él, el sentirse querido y respetado en un equipo está por encima de todo: "El haber estado tanto tiempo en el mismo club no es algo que dependa de ti; cuando firmas un contrato con un equipo estás obligado a hacerlo lo mejor posible y eso es lo que yo he hecho durante estos años. Entiendo que, por mis características como jugador, pueda ser un jugador fácil para un club ya que me gusta involucrarme con los proyectos trabajando al máximo en el día a día. Siempre he dicho que la clave está en que seas feliz y que te respeten como jugador y eso es algo que encontré tanto en Cáceres como en Ourense y León; después de 7 temporadas aquí me sigo levantando día a día con la misma ilusión por venir a entrenar, me queda un año de contrato y mientras quieran contar conmigo, aquí estaré".
La mejor prueba de la veracidad de las palabras de Bernabé llega a través de los hechos acontecidos el pasado verano, en un momento difícil para el club y en el que el jugador aceptó una rebaja salarial con el único fin de ayudar a aquellos que durante tanto tiempo confiaron en él: "Cuando llegado el verano tuve que poner en una balanza la situación del club y mi situación familiar lo tuve claro, Baloncesto León siempre me había dado todas las garantías posibles para poder trabajar con la tranquilidad necesaria y era el momento de devolverles la confianza que siempre habían depositado en mí. Evidentemente hubo más opciones, ofertas que con 20 años quizá te plantearías pero a estas alturas buscas otro tipo de cosas y sentirte a gusto y valorado mucho más importante que el poder tener una oferta superior. Conozco desde hace muchos años a la junta directiva y siempre me han demostrado que lo que te ofrecen es lo que tienen y que nunca van más allá de donde se puede".
Los títulos y la Selección entre los momentos más dulces
Su participación en una Copa del Rey, la consecución de dos Copas del Príncipe o dos ascensos desde la Adecco Oro son tan sólo algunos de los logros deportivos del jugador que más minutos a vestido la camiseta de Baloncesto León en su larga historia. Momentos gratos para un jugador que no se conforma con lo logrado y al que estos recuerdos tan sólo le dicen tan sólo una cosa: "No me dicen más que tengo que seguir luchando; esto es algo que sólo se consigue con el tiempo ya que yo nunca he destacado por ser un jugador de grandes estadísticas, siempre he tratado de jugar y de hacer mejores a mis compañeros que, a fin de cuentas es lo que siempre me dijeron que un base tiene que hacer, y esperar a que con mi juego ellos me ayuden a seguir sumando. Ojalá pasen los años y sigáis viniendo a interesaron porque palmarés sigue creciendo".
Pero si tuviera que elegir un momento de su carrera, el veterano playmaker lo tiene claro, el momento en el que el ex-Seleccionador Lolo Sainz le informaba de su debut con la camiseta nacional allá por el año 1997: "Es pensar en ese momento y se me vuelven a poner los pelos de punta ya que ha sido el logro más importante de mi carrera. Estaba entrenando a las órdenes de Manolo Flores en Cáceres y al acabar me dijeron que pasase por las oficinas del club ya que había llegado una carta de la Federación para mí. En ella, Lolo Sainz me informaba que había sido convocado por la Selección Sub22 de Gustavo Aranzana para acudir al Mundial de Australia".
Una única oportunidad con la Selección que el jugador no desaprovechó y que recuerda con un tono de humor: "Vestir la camiseta de la Selección es lo máximo para un jugador profesional y aún no descarto llegar algún día a la Selección absoluta; si Sergio Scariolo quiere, estoy disponible para los Juegos Olímpicos de Londres donde intentaría robarle algún minuto a Calderón" (risas).
La vida de vestuario, elemento clave para el pescador de la Adecco Oro
Se podría decir de él que es un base de los de antes, de aquellos que crecieron aprendiendo la importancia de las jerarquías en unos vestuarios donde la veteranía era la pauta que regía todo, algo que llevaba a vivir insólitas situaciones con las que unir al grupo mediante el día a día: "Creo que si por algo me he caracterizado siempre ha sido por ser un tío de vestuario lo que me ha dado pie a vivir muchas anécdotas. Quizás antes se podían contar muchas más por aquello de las jerarquías en los vestuarios, algo que últimamente se está perdiendo. Por ejemplo, siendo junior me tocó salir a correr sobre la pista en calzoncillos cantando después el cumpleaños feliz a un compañero desde el centro de la cancha, como esas podría contar muchas más, pero son ya historias de abuelo cebolleta".
A día de hoy, Bernabé sigue luchando para no perder aquella imagen de antaño de vestuario unido; por ello, ha puesto su principal afición al servicio del vestuario leonés: "La pesca es mi hobby favorito, siempre he sido un tío de mar. Me considero muy bueno pescando a mar abierto pero pésimo en el río por lo que en León lo tengo complicado. Intento involucrar a mis compañeros y llevarlos a pescar carpas que es lo más sencillo para colgarme medallas pero al final acaban pescando siempre ellos más que yo. Este año ya he enganchado a Jorge Calvo y se ha sacado la licencia y con Franco Rocchia ya me queda menos, por ahora he conseguido que se compre la caña".
Pero este es tan sólo el principio de la historia de un Juanjo Bernabé al que le resta al menos un año de contrato en el club leonés y quien promete seguir escribiendo un buen número de páginas en el baloncesto español. En León ya sueñan con verle liderar tarde o temprano un nuevo ascenso, tan sólo el tiempo nos dirá si llega a conseguirlo...