PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Pisar la pista del Marta Domínguez a media tarde supone retroceder más de una década en el tiempo. El silencio se rompe sobre la vetusta cancha palentina cuando Urko Otegui cruza el túnel de vestuarios para detener el reloj con su bote de balón; en ese momento evocamos un inicio de siglo en el que un joven Urko daba sus primeros pasos como profesional en la misma pista sobre la que ahora se erige como el mejor jugador nacional de una Adecco Oro a la que ha colocado su sello personal.

Su evolución como jugador desde aquel año 2000 en el que Palencia le diera su primera oportunidad ha sido imparable, o al menos así lo constatan 4 ascensos y una Copa Príncipe que hacen de él uno de los hombres más codiciados del campeonato. Su inconformismo y sus deseos de seguir progresando le llevaron de vuelta a Palencia con un único objetivo; ayudar a su primer club a dar un nuevo paso al frente en una temporada en la que el objetivo grupal camina en paralelo a un nuevo reto personal, la conquista del MVP Nacional.

Los inicios en Liga EBA marcaron en camino:

Con Luis Pinela al frente del banquillo, el Palencia Baloncesto peleaba a inicios de la pasada década por hacerse fuerte en una Liga EBA en la que crecían día a día. Liderados por David García Peña en la dirección, los palentinos recibían por aquel entonces a un joven jugador  de apenas 19 años y en el que el Fórum Valladolid había depositado esperanzas de futuro: “Nunca olvidaré los primeros pasos en Palencia. Acababa de salir de mi casa para vivir mi primera experiencia profesional fichando por el Fórum Valladolid y, por aquel entonces, el Palencia Baloncesto era su equipo vinculado. Entrenaba con el Fórum en Valladolid y a la vez con el Palencia y durante los fines de semana ellos me daba muchos minutos en Liga EBA para poder poner en práctica todo el trabajo que realizaba durante la semana; siempre se preocuparon de que mi trabajo brillase y de que madurase como jugador”.

Su conocimiento de la casa fue el principal condicionante que le llevó a convertirse en hijo pródigo algo más de una década después de su primer paso por un club en el que Urko se siente como en su propia casa: “Tras salir de Menorca tenía que buscar un nuevo equipo y entonces surgió la posibilidad de regresar a Palencia. Conocía muy bien un club que se caracteriza por su seriedad y por su compromiso con los jugadores y, por si fuera poco, su filosofía deportiva me resultaba muy atractiva; querían seguir dando un paso adelante en sus objetivos con su clasificación para el playoff por lo que su propuesta encajaba con lo que estaba buscando”.

Un año para reeditar su propia historia:

En su segunda campaña en Palencia (2001/02), Urko Otegui despertaría las miradas del baloncesto nacional con una temporada en la que rozó la veintena de tantos por encuentro.

Doce años después, el interior vasco firma unos números similares a los de su último año en el baloncesto amateur y con los que se ha adentrado en una segunda juventud gracias a la que es ya la mejor temporada de su trayectoria. Una evolución que ha sorprendido al propio jugador y que explica a través de la confianza de su técnico, Natxo Lezkano: “Lo cierto es que yo mismo soy el primer sorprendido con la evolución de mi temporada ya que no esperaba poder estar a este nivel. Me estoy sintiendo muy bien sobre la cancha y muy contento tanto con mi aportación como con los resultados del equipo y nuestra marcha en la clasificación. La clave está en contar con la confianza del entrenador para gozar de minutos ya que eso siempre ayuda a que tus números sean mejores”.

El objetivo grupal, por encima del individual:

Tras la disputa de 17 jornadas, Urko Otegui se ha convertido en el jugador franquicia de un equipo desde el que apunta al MVP Nacional de la temporada. Pero lejos de pensar en galardones individuales, el ala-pívot del Palencia tan sólo quiere oír hablar de la actual tercera plaza desde la que pelearán por certificar el factor cancha de cara a unos playoffs que podrían ser históricos para una ciudad volcada con su equipo: “El objetivo personal para el tramo final de la temporada no es otro que tratar de mantener el nivel para poder ayudar al equipo con mi juego. El poder ser MVP Nacional es sin duda una motivación pero más aún sería el conseguir el objetivo que se ha marcado el club para entrar en playoff. Estamos en un buen momento en la clasificación, hemos hecho un buen trabajo y ahora no podemos desviarnos del camino hablado ya que quedan por delante 9 finales en las que cada rival se juega sus objetivos de la temporada”.

Un habitual del mejor quinteto de la semana y que será, gracias a su experiencia en ascensos, el vigía perfecto para su equipo en unas eliminatorias de ascenso en las que podrían entrar por primera vez en su historia y en las que el contador se pondrá a cero: “Estamos cerca de conseguir el objetivo que nos habíamos marcado pero no hay que olvidarse que este es un club humilde y que el playoff será algo nueva para el equipo. Siempre digo que un playoff es algo totalmente diferente, hay que analizar los cruces y ver si cuentas con el siempre determinante factor cancha. A partir de ahí tenemos que seguir trabajando y hacer nuestro baloncesto, pensar tan sólo en el día a día y ver hasta dónde somos capaces de llegar. Si algo está claro es que será uno de los playoffs más duros de los últimos años ya que nos vamos a encontrar con varios equipos que no han estado tan bien como nosotros en la liga regular pero que experimentarán un gran crecimiento de cara a la fase final. Sólo el tiempo dirá hasta dónde somos capaces de llegar”.