Reflexiones Adecco Oro: Canas de talento
11/26/2012 - 11:49 AM
Se formó en la cantera de Estudiantes y, desde la temporada 94-95 en la que debutó en Liga EBA, ha sido capaz de transitar durante 19 temporadas por todas las categorías de nuestro baloncesto dejando siempre su impronta de calidad.
Miguel Panadés
Guillermo Rejón peina canas, peina 36 años pero, sobretodo, peina cada día de su vida una enorme pasión por el baloncesto. Luce un aspecto de incuestionable veterano, de tipo fajado ya en mil batallas, de experto profesional de nuestro deporte habiendo vivido todo él desde la Liga EBA hasta la ACB encontrando muchos años acomodo en la exigente Adecco Oro. Ilusión, veteranía, dureza, calidad y, como pudieron comprobar los aficionados que se conectaron a Teledeporte este pasado domingo, estado de forma extraordinario como para correr más veloz que nadie la calle central, como para resolver combinando talento y explosividad diferentes situaciones en una demostración que hoy por hoy, los veteranos en forma, son capaces de aferrarse a ese privilegiado puesto de trabajo con tanta fuerza y ambición que los jóvenes que quieran arrebatarles el puesto deberán esmerarse al máximo.
Sus canas son canas de calidad y de reivindicación de unas generaciones de jugadores que, pasados los treinta, siguen mostrando una capacidad competitiva fabulosa y por lo tanto ganándose el respeto y la admiración de aficionados, compañeros y rivales. Siempre ilusiona ver representantes de nuevas generaciones sobre el parquet pero esos jóvenes talentos deben tener la capacidad para desbancar a los jugadores de generaciones anteriores forjados desde un baloncesto diferente hace veinte años pero con capacidad para ir adaptando su juego y su físico a las nuevas tendencias conservando un activo impagable como es la lectura del juego, la experiencia acumulada.
Seguramente y por primera vez en las últimas temporadas Guillermo Rejón no se sentirá tan “viejo” actualmente compartiendo vestuario con el incombustible Darryl Middleton, diez años mayor que él, otro ejemplo de constancia, en este caso casi exagerada, pero que sirve como referente para muchos jugadores, de todas las edades, y que demuestra que desde el trabajo diario, más allá incluso que el programado por el equipo, un jugador puede alcanzar, mantener y prolongar su carrera deportiva ganándose los minutos con realidades de presente.