POR JOSÉ LUIS SÁEZ

Después de varios meses de incertidumbre y de estar todos pendientes de sus despachos en lugar de de sus canchas, el mundo del baloncesto ha podido vivir, hace sólo unas horas, una Navidad de nuevo con NBA. La mejor noticias poisble para un deporte como el nuestro, que en los últimos años se ha convertido definitivamente en un deporte global.

Un deporte global doblemente valioso porque lo es a partir de la identidad, y la NBA es el mejor ejemplo. La presencia de jugadores internacionales –en una proporción mucho más lógica que en el baloncesto europeo de clubes- ha potenciado su artactivo universal gracias al gancho que supone su seguimiento en sus países y/o continentes de origen.

En esto el Baloncesto Español es también un referente. Desde la siempre recordada primera experiencia de Fernando Martín hace casi un cuarto de siglo hasta la llegada a Minnesota del último de nuestros cracks, el jugador español ha sido una pìeza clave no sólo en el seguimiento de la NBA más allá de sus fronteras sino también un ejemplo de profesionalidad, compromiso, competitividad y ambición deportiva: la histórica y doble coronación de Pau Gasol como campeón con la camiseta de los Lakers fue también de algún modo la consagración de nuestro baloncesto y los valores que representa.

También a lo largo del verano, mientras ha durado el lockout, los españoles han sido un punto de referencia. Las opiniones de Pau, Marc y Jose Calderón se han escuchado y respetado por un sentido común totalmente compatible con la defensa de los derechos de su colectivo. Rudy, como Marc, ha sido uno de los jugadores importantes en el mercado y además lo hemos podido disfrutar, como a Serge, en nuestras pistas. Y Ricky ya fue noticia desde sus primeros entrenamientos no oficiales.

El final del lockout y el inicio a contrarreloj del calendario de la temporada con el inevitable retorno de los jugadores que habíamos acogido significó para el baloncesto europeo en general una normalización aunque nos quedara el sentimiento casi siempre contradictorio que nos acompaña siempre que uno de los nuestros da el salto: el de la tristeza por dejar de disfrutarlos aquí y el de satisfacción por su éxito profesional y personal.

A la NBA no se la puede ver –como tratan de verla desde algunos sectores- como un enemigo. Aunque sin duda preeminente en lo deportivo, lo económico y lo mediático, es un elemento más de un baloncesto global en el que todos nos debemos complementar, creando sinergias universales, no divisiones ni recelos.

Que nuestros jugadores estén entre las grandes estrellas del baloncesto mundial, y sean además protagonistas destacados, nos enriquece y nos tiene que llenar de orgullo. Pero también debe reforzar el convencimiento de que el trabajo de cantera es fundamental. En este inicio de una nueva y ambiciosa temporada, Pau, Jose, Marc, Rudy, Ricky y Serge vuelven a ser un espejo para nuestros jóvenes, y esto es de lo más importante.

@JLSaezFEB