LOS LUNES DEL PRESIDENTE: La única base es la estructura
12/12/2011 - 1:21 AM
Nueva columna de opinión de José Luis Sáez, presidente FEB.
POR JOSÉ LUIS SÁEZ
En unos momentos en que también el baloncesto –como el deporte en general- acusa las consecuencias de la crisis, se hace más evidente que nunca que el verdadero éxito se sustenta en la estructura.
La experiencia nos demuestra que únicamente la solidez de la estructura permite no sólo crecer en un escenario favorable sino, sobre todo, superar las circunstancias adversas. Y a partir de esta constatación es necesario –y probablemente también urgente- proceder a un análisis y una reflexión sobre las debilidades y las fortalezas del sistema.
En la actualidad, la estructura de ingresos del baloncesto de clubes y de las competiciones se sostiene sobre cuatro pilares: el taquillaje, los abonos, los derechos de televisión y los patrocinios y/o subvenciones.
En cualquier caso, el secreto de una buena estructura, que permanezca en el tiempo por encima de coyunturas, no es otro que una gestión basada en el equilibrio y la estabilidad, y enfocada al largo plazo. Los proyectos a corto plazo y dependientes en gran medida de los resultados inmediatos pueden llevar más fácilmente a situaciones de crisis, a las que es muy complicado sobrevivir.
En el mundo del deporte, en una época de crisis, si las bases (los clubes) no son sólidas el proceso puede acabar desembocando en el desequilibrio económico, en el descenso de estatus deportivo y finalmente en la simple y llana desaparición de las entidades. De lo cual en la reciente historia de nuestro baloncesto tenemos, lamentablemente, numerosos ejemplos.
La única fórmula posible para evitar las situaciones críticas es edificar sobre unas bases económicas reales. Porque ha quedado suficientemente demostrado que el único efecto de las argucias financieras y la ingeniería contable es el de aumentar el déficit y avivar la ficción de la viabilidad, sin atacar el problema de raíz.
La conclusión es que hoy más que nunca el éxito no está en simplemente sobrevivir año a año sino en invertir en una estructura -societaria, de identificación, de continuidad- que garantice el futuro y permita, a partir del equilibrio económico y la estabilidad institucional, no renunciar a las máximas aspiraciones depotivas.