No era el favorito. No era el campeón. Quizás no era ni el aspirante. Pero el Rivas Ecópolis confió su suerte al carácter ganador de sus jugadoras que le guiaron para conquista ren un lugar de privilegio en la historia del Baloncesto Español.
Mucho respeto y miedo a que el partido se rompiera en su contra. Así transcurrió buena parte de la final de la Copa de la Reina. Dos equipos con carácter ganador que confiaban en poder solventar en los minutos finales un choque igualado. El Ciudad Ros Casares apelaba a la hegemonía de los últimos años, mientras que Rivas Ecópolis se encomendaba a sus líderes, llegados precisamente desde Valencia. Se optó por un cara o cruz, y naturalmente, alguno tenía que perder. Serían pequeños detalles los que decidirían romper la hegemonía del Ros Casares en la Copa de la Reina, como el acierto de Anna Cruz en los minutos finales, o esa bandeja de Marta Fernández que no entró.
DESENGRASANDO LAS MUÑECAS (18-12) 18-12
Pesaron los recuerdos del día anterior y ninguno de los dos equipos quiso que el partido se rompiera de inicio. Sufrieron mucho tanto Rivas como Ros en sus remontadas y en la final optaron por un ritmo más lento y posesiones largas. Si las semis demostraron que los partidos de Copa no se ganan en el primer cuarto, la final certificó que ninguno de los dos tenía prisa por intentarlo.
Elisa Aguilar y Amaya Valdemoro anotaron las primeras tres canastas de las ripenses, obedeciendo las órdenes de Javi Fort mentalizado sobre quién se tienen que jugar las posesiones importantes. Bonner y Brunson, en su duelo particular, equilibraban sus fuerzas; mientras que Nicholls y Vesela (las dos jugadoras que revolucionaron las semis) salían a pista en la primera de las rotaciones.
LA SENCILLEZ DE UNA ZONA 2-3 (14-21) 32-33
Pero en una final no sólo no hay que hacer equlibrios para no perder sino que hay que arriesgar para ganar. El partido se soltó, el balón empezó a correr y un triple de Vesela desde la esquina otorgó la primera ventaja significativa (21-13).
Fort volvió a optar por una zona 2-3 y una, ahora sí, inspirada
Bonner evitó males mayores. La defensa bloqueó el ataque taronja, que no encontraban unos contra unos para sus interiores ni opciones partiendo de bloqueos directos. El parcial fue de 0-10 hasta que
Lawson lo rompió con dos triples. Pero aguantó Fort su apuesta por la zona y Amaya Valdemoro, con una bandeja, puso a Rivas por delante a 12 segundo para el final de cuarto
MARTA APARECE PARA PROLONGAR LA INCERTIDUMBRE (17-19) 49-52
Si el primer asalto fue, a los puntos, para el Ros; y el segundo, también con igualdad, para el Rivas, en el vestuario se dieron instrucciones de intentar el K.O en el tercero. Comenzó el Rivas poniendo en cancha todo su arsenal, recuperando la confianza de Bonner y aprovechándose de su movilidad y polivalencia. No consiguió tumbar a su rival a pesar de dominar el marcador durante todo el cuarto.
Marta Fernández, inédita hasta entonces, atacó con penetraciones la defensa madrileña. Un triple de Vesela volvió a colocar cerca al Ros, y el título de Copa se quedó en suspenso hasta el último cuarto.
BONNER PROPICIA EL KO EN LOS SEGUNDOS FINALES (10-11) 59-63
Era el momento de la verdad. No valían ya medias tintas ni esperar que el combate se decidiera a los puntos. El ruido de las gradas aumentaba y el título de Copa estaba en juego. Un nuevo triple de una acertada
Lawson empataba el choque y un contraataque de Douglas colocaba al Ros, después de mucho tiempo, por delante en el marcador. Un canastón de
Anna Cruz dejaba la final en un partido de 4 minutos y aquí, las defensas subieron una velocidad y el aro se hizo pequeño. Tuvo que ser la mejor jugadora del partido, Rebekkah Brunson, la que con un 2+1 acercara la Copa unos centímetros al lado local, distancia que se redujo gracias a los tiros libres de Bonner y Cruz. Y fue precisamente la de Badalona la que colocó al Rivas, de nuevo, por delante (59-61) con una posesión por jugar. La pizarra estaba clara, y más con dos personales de margen para evitar los tiros libres. Al final la bandeja de Marta Fernández, en la imagen más clásica de la internacional, no entró, y el Rivas entra por méritos propios en la historia de la competición.
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