Los fuenlabreños son, sin duda, el conjunto que ha realizado un juego más sólido en la LEB. Liderados en la zona por un Wideman soberbio (16 puntos, 9 rebotes y 5 faltas provocadas por partido) han demostrado conocer el camino que lleva al ascenso: un juego directo y sin complicaciones, con constantes transiciones y un ataque estático inteligente y paciente. Casimiro, además, ha sabido rodearse de un grupo de excelentes pasadores a los que ha inculcado valores como el juego en equipo o los roles bien definidos para que el líder funcione como un reloj. Este es uno de los equipos más complicados de derrotar de la historia de la LEB. Ferrán López (9 puntos, 3 asistencias) es un base experto y de gran calidad que como el buen vino ha sabido madurar con el tiempo y vive uno de sus mejores momentos en dirección de juego. Rubén Quintana (11 puntos, mejor porcentaje en tiros de campo del equipo) se ha convertido probablemente el dos más desequilibrante de la competición. En carrera es prácticamente imparable, posee un lanzamiento de tres puntos más que efectivo (en torno al 50%) y está secundado por el sostén moral del equipo, Francesc Solana (12 puntos, 3 rebotes y 31 minutos jugados por partido). Tener un alero diestro y otro zurdo da una versatilidad especial a un equipo y el Fuenla disfruta de ellos desde la llegada de Solana al club. Él se ha convertido en el alma del equipo. El jugador que más minutos está sobre la cancha y el que aporta la rabia para sacar adelante partidos complicados. Un papel que desempeña a la perfección igual que su compañero Guardia interpreta el de 'americano'. El líder sólo ha quemado una plaza de foráneo de momento y es que es muy difícil encontrar un extranjero que aporte tantas cosas como Salva Guardia (13 puntos, 7 rebotes por partido). Un lujo bajo el aro capaz de desequilibrar cualquier defensa por su cada día más perfeccionada versatilidad. De Luis Casimiro es el mérito de haber conseguido un quinteto tan compacto que en Jorge García, Sergio Pérez y David Gil tiene los complementos ideales para que el ritmo de juego no baje un ápice cuando llega la hora de las rotaciones. Los Martín, Jan y Paco, representantes de dos generaciones que llegan y se van del baloncesto activo, esperan su oportunidad pacientemente en el banquillo. La temporada es muy larga y llegará la hora de demostrar que también tienen cabida en este equipo. Hasta el momento el único pero a la trayectoria de este excepcional líder ha sido la falta de tensión en determinados momentos, sin duda propiciada por la gran racha de resultados cosechada en la primera vuelta.