Miguel Panadés “Sí, sí, sí, nos vamos Madrid…”. El Pabellón Samuel Aguilar de la localidad gaditana de Los Barrios explotó de pasión. Tras muchos años en la LEB, convertido desde su modestia en un clásico de la competición, viviendo todos los cambios que se ha producido durante más de una década, el Villa de Los Barrios consiguió colarse en la gran fiesta y se ganó el derecho a disputar la segunda plaza del ascenso. Fue un partido inolvidable, un partido para el que se conjuraron un grupo de jugadores que representa perfectamente la generación LEB. Un conjunto repleto de estrellas de esta competición, de jugadores menos mediáticos que los ACB pero determinantes en esta competición. Premio para Villa de Los Barrios en una temporada repleta de problemas y que nuevamente ha demostrado que la capacidad competitiva de los deportistas supera cualquier circunstancia adversa. Breogán por su parte vio frustrada una gran recta final en la fase regular y cuando parecía haber recuperado la capacidad competitiva se vio de frente con un rival durísimo, experto, capaz de imponerse a cualquier adversario. Y en León, en un duelo dramático, el Melilla, otro fiel a la LEB desde su creación, consiguió también su clasificación para la Final a Cuatro y lo hizo en la prórroga, en un partido durísimo, emocionante hasta los últimos segundos. Lo tuvo cerca León, tuvo claras opciones para forzar el tercer partido pero desaprovecharon la oportunidad y un Melilla ganador supo ser más consistente en los momentos claves y en la prórroga. Waleskoski, Victor y Southal formaron un trío letal ante un León que tuvo en Baez y Gilbert a sus mejores hombres. A nueve segundos del final Bernabé empató a 75 en la primera prórroga y Ciorciari, a siete del final anotó el tiro libre que le dio la victoria antes de Gilbert fallara el triple final. En Málaga, drama. Rai López a 3 segundos del final erró el segundo tiro libre que forzaba la prórroga y con ese cruel desenlace el conjunto de Paco Aurioles se despidió de una temporada extraordinaria, inolvidable. Tenerife vio como los jóvenes de Clínicas tenían la fuerza y fe para mandar durante muchos minutos, para amenazar la victoria pero en los minutos finales supo sacar a relucir esa experiencia necesaria para asegurar los minutos finales. El conjunto canario, con Rafa Sanz al frente, vuelve, un año después, a estar en la Final A4 buscando su ascenso a la ACB. Y en El Plantío fiesta grande y capacidad local para igualar la serie, para forzar el tercer y definitivo partido ante el Lucentum. Y es que el grupo de Casadevall ha demostrado sobradamente talento y experiencia para dar la cara ante cualquiera, incluido un Lucentum que llega a la parte final de la competición con la fuerza necesaria para conseguir el éxito. Pero todo se tendrá que decidir en el tercer partido, en el desempate, con la consecuente presión que ello puede conllevar para todos. Será la segunda gran final del Lucentum. La primera fue en la Copa, la segunda el tercer partido del Playoff y, sin consiguen la victoria, le esperarán dos finales más en Fuenlabrada para conseguir el objetivo marcado a principios de temporada. Fue una noche donde aquellos jugadores con galones, como Sanmartín o Lo Grippo, sacaron a relucir su talento, su carácter. Una noche que tuvo desenlace dramático después de que Lucentum en una reacción impresionante se acercó a tres puntos 24 segundos del final. Pero el sueño burgalés continúa.