REVISTA DE PRENSA – MARCA
Eduardo Inda (Mi hoja de ruta): “Con alevosía, premeditación y diurnidad”
8/25/2008 - 1:56 PM
Marca 25/08/2008
Por Eduardo Inda (director Marca)
Nos han robado el oro!!!, comentaba ayer algún elemento aislado en el santasanctórum de la ÑBA en el Wukesong Arena de Pekín. Los menos de dejaron llevar por la ira y los más por la impotencia del que sabe que ha debido ganar pero no le han dejado. Las lágrimas eran el común denominador en el vestuario de unos monstruos que, más que plantar cara ala NBA, les vencieron moral, deportiva y no digamos ya tácticamente.
-¡¡¡Alegrad esas caras, tíos, que sois subcampeones olímpicos!!!-, les reconvino cariñosamente el director ejecutivo de la Federación, Chus Bueno, haciendo de tripas corazón para disimular el monumental cabreo que a él también le carcomía las entrañas.
Decía yo anteayer que para tumbar a los estadounidenses debíamos jugar muy bien y ellos muy mal. Pues, mira por dóndo, nosotros lo hicimos de matrícula de honor y ellos de sobresaliente. Lo cual certifica que el gap es cada vez menor como se deduce de un cara a cara que recordaremos mientras vivamos, como no hemos olvidad dónde estábamos aquella mágica madrugada del 84 en la que nos colgamos una plata que nos supo a oro. Entonces la distancia entre este lado del charco y aquel era sideral, ahora mengua campeonato a campeonato, al punto que el día menos pensado se reducirá a cero.
El problema, nuestro problema, es que el oro había sido adjudicado de antemano. En el guió estaba escrito que el campeón debía ser el segundo mejor dream team de la historia y a ello se aplicaron los árbitros. Escándalo sobre escándalo y tiro porque me toca: ¿en qué cabeza cabe que el trencilla principal de la final, Brazauskas, sea del país (Lituania) al que eliminamos en semis?
Me pasé todo el partido preguntándome qué reglas regían en la cancha: ¿las de la NBA o las de la FIBA? Visto lo visto, creo que más bien las primeras. Les perdonaron no menos de 13 pasos y media docena de faltas a los yankis, miraron hacia otro lado cuando daban más palos de la cuenta –que era casi siempre- y, en caso de duda, se pitaba en contra del más débil… por si acaso.
Quizá es que la NBA pone condiciones sine qua non antes de dar el ‘si’ a unos Juegos. “Os enviamos a los mejores pero haced la vista gorda con los pasos y con las faltas, que estos chicos están muy fuertes y a veces se pasan”, debieron de plantear David Stern y cía antes de dar el plácet a la participación del jugador 10, Kobe Bryant, y los siguientes de la lista. O tal vez todo sea una cuestión de dinero. Como siempre.
No podemos desdeñar un ligero detalle: la NBA ha invertido 250 millones de dólares para abrir una liga en China en un par de años. A nadie se le escapa que no sería lo mismo encarar esa colosal aventura con una victoria del dream team en los Juegos que con una derrota. Business is business o la pela es la pela en versión castiza. Sean churras, sean merinas, coincido como casi siempre con el diagnóstico de nuestro columnista Gabriel Masfurroll: “Son un gran país pero ganando así hacen aún más amigos en el mundo”.
Tanto el olímpico robo sufrido por Iker y sabih como el padecido ayer por los Aíto boys ratifican una preocupante realidad de la que veníamos avisando hace días: que pintamos poco por no decir nada en los grandes organismos deportivos internacionales, léase COI o FIBA. Pepe Sáez y Alejandro Blanco deben ponerse las pilas para darle la vuelta a la tortilla. El primero para conseguir que mandemos tanto en FIBA como en la era Saporta y el segundo para recuperar las cuotas de poder perdidas tras el adiós de un Juan Antonio Samaranch con el que, como reflexionaba ayer Miguel Serrano, “vivíamos mejor”. NO se trata de que nos regalen nada, ni mucho menos, sólo de que no nos lo quiten.
El de ayer es el premio al trabajo bien hecho por una Federación gestionada de arriba abajo con una profesionalidad encomiable. Y la deportiva vendetta de un hombre, Pepe Sáez, al que pusieron en busca y captura por cambiar a Pepu por Aíto. Su caso es calcadito al de Luis: a pesar de las furibundas críticas, resistió, venció y la historia le hizo justicia tornándose las lanzas en cañas.
Seguro que desde allá arriba Antonio y Fernando brindaron con cava al comprobar que la semilla que sembraron hace 24 años ha dado sus frutos, que estos chicos tienen cuerda para rato, que además hay cantera para dar y tomar y que antes o después doblegaremos a los NBA. Con árbitros en contra o sin árbitros en contra.