JUNIO 9
El punto débil de Shaq (2000)
6/9/2016 - 10:00 AM
Era una fuerza de la naturaleza. Un coloso de 2,16 m. imposible de parar cuando capturaba un rebote ofensivo o se abalanzaba sobre la canasta. Cuatro veces campeón de la NBA (2000, 2001 y 2002 con los Lakers y 2006 con Miami), MVP del 2000, dos veces máximo anotador (1995 y 2000), quince “All Star”, ocho miembro del equipo ideal. Uno de los mejores pívots de la historia. Pero Shaquille O’Neal (Newark, Nueva Jersey, 6/III/1972) tenía un punto débil: los tiros libres. Tan evidente que muchos equipos optaron por cometer falta tras falta sobre él, entendiendo que esa era la única manera de reducir su enorme incidencia en el juego. La táctica tenía nombre propio: “Hack-a-Shaq”
JUAN ANTONIO CASANOVA
Él decia que era un problema mental, porque en los entrenamientos solía convertir el 80% de los tiros libres. Pero en los partidos se quedaba muy lejos de esos porcentajes. Por ejemplo, el 9 de junio del 2000, cuando en el segundo encuentro de la final, en un día en que la lesión de Kobe Bryant, que sólo pudo jugar 9 minutos y anotar 2 puntos, le había más vital que nunca para los Lakers, los Pacers le llevaron nada menos que 39 veces a la línea, cifra récord en los playoffs, y acertó sólo en 18. Aun así, fue el protagonista positivo del duelo: con un 11/18 en tiros de dos se fue hasta los 40 puntos, que sumados a 24 rebotes, 4 asistencias y 3 tapones dieron el 2-0 a su equipo (111-104), camino del 4-2 que le daría el título. El primero para Shaq, que a lo largo de la final promedió 38 puntos y 16,7 rebotes, jugando nada menos que 45,5 minutos por encuentro.
Aquella temporada fue el MVP de la liga, del “All Star” y de la final, una hazaña que sólo otros dos jugadores han conseguido: Willis Reed en 1970 y Michael Jordan en 1996 y 1998. Pero meses después, el 8 de diciembre del 2000, estableció un récord negativo, al fallar los once tiros libres que lanzó en un choque con los Sonics. Al final de su carrera, que había comenzado en Orlando como número 1 del “draft” de 1992 y le llevó al final a Phoenix, Cleveland y Boston, Shaquille O’Neal había anotado 28.596 puntos (el sexto de la historia) y capturado 13.099 rebotes en 1.207 partidos (ya se sabe que aquí no cuentan los playoffs), lo que da un promedio de 23,7 y 10,9 respectivamente. Y su espléndido 58,2% de acierto en tiros de campo (que incluye un 1/22 en triples) contrastaba con el nefasto 52,7% en tiros libres.