Citarse con la selección española femenina siempre se convierte en un plan ilusionante. Porque más allá de la importancia o no del resultado - este grupo de jugadoras y técnicos siempre quiere ganar – esos partidos garantizan esfuerzo y talento, aseguran propuestas valientes en defensa y en ataque. España quiere consolidar las sensaciones demostradas en los dos partidos anteriores en los que superaron a una siempre difícil Australia y pasaron por momentos por encima de una combativa Argentina. 

Una vez en Palencia dos nuevos retos de alta exigencia como es una Canadá campeona en el Torneo de las Américas y Cuba, segunda. Este sábado el objetivo es seguir dando alguna vuelta de tuerca más a esa maquinaria que tantas veces funciona desde la excelencia, que consigue que cada una de sus piezas aporte aquello que mejor sabe hacer. Ahí radica una de las claves del grupo que dirige Lucas Mondelo; la identificación individual de cada una de sus jugadoras que encuentra espacio y rol en el equipo para mostrar sus virtudes y disimular aquello que hace peor. 

La selección española femenina ejemplifica la filosofía de un método que defiende siempre que la táctica está al servicio del talento y que desde la observación de las capacidades individuales se pretende sacar el máximo partido a cada jugadora poniendo a su disposición aquellas situaciones de juego que siempre las favoreces. Y en ese escenario que los técnicos decoran con detalle, las actrices, principales y de repartido, protagonistas y secundarias, brillan convirtiendo la obra de un siempre agradable y armonioso espectáculo.