Esta tarde España afronta el segundo partido del Preolímpico conscientes de la importancia de no dejarse influenciar por los precedentes de este mismo torneo. Cada partido es diferente y buscar las mejores sensaciones para cuartos la mejor forma de afrontarlo.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
El baloncesto no son matemáticas y por lo que “las reglas de tres” muchas veces se convierten en datos más engañosos que significativos. China, a la que ayer España pasó por encima en un partido pletórico, derrotó claramente a Venezuela en el partido inaugural del Torneo. Obviamente esta tarde España debe superar a la selección sudamericana pero lo hará desde el esfuerzo y concentración de la pista y nunca, exclusivamente, desde las previsiones optimistas.
Si hay motivos para contemplar el futuro con máxima ambición es porque las sensaciones de nuestra selección se mantienen espléndidas. Las muestras de implicación, de estados de forma excelsos, dadas en los partidos de preparación se confirman en el Preolímpico en el que además España cuenta con la incorporación de una jugadora fundamental como Sancho Lyttle. Sobre la pista se exponen virtudes de manera continua y las jugadoras se expresan tal como son, mostrando ese talento que las han convertido en referentes internacionales. Alba Torrens se muestra como la mejor jugadora de Europa, Anna Cruz confirma las razones por las que tiene un anillo de la WNBA, Marta Xargay razona desde los hechos el porqué de ser una estrella internacional, Laura Nicholls ratifica su progresión constante, Laia Palau sigue siendo la mejor directora de juego junto a una Silvia Domínguez siempre entendiendo el qué y el cómo. Las referentes no fallan y cuando saltan al parquet el resto de jugadoras lo hacen convirtiéndose en piezas fundamentales porque en cada minuto del partido España suma acciones, en defensa, en rebote, en ataque y si lo hace es gracias a la aportación de todas y cada una sin excepción.
Y más allá del rival el objetivo de esta selección dirigida desde la maestría y la serenidad por Lucas Mondelo, apoyado en dos piezas importantes como Isa Sánchez y Víctor Lapeña, es desarrollar el mejor baloncesto posible en cada momento, independientemente del marcador, del momento, de la trascendencia. Hay orden pero no hay limitaciones a la creatividad. Hay control pero desde la amenaza continua. Hay ambición pero gestionada desde la experiencia, desde la madurez, desde la serenidad.