Con medio siglo de historia a sus espaldas y la autoexigencia como su máxima en el día a día el Cafés Candelas Breogán se ha reinventado a lo largo de una segunda vuelta en la que la llegada de Quique Fraga al banquillo ha venido acompañada de su mejor racha de triunfos de la temporada. Un balance con el que asegurar su presencia en los playoffs por el ascensos donde los lucenses contarán con licencia para soñar.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
No ha sido una campaña sencilla en el seno del Cafés Candelas Breogán, algo perfectamente entendible cuando al echar la vista atrás uno topa con 50 años de exitosa historia que han convertido a su club en todo un emblema dentro del baloncesto nacional.
Pero el alto nivel de autoexigencia con el que se levanta cada mañana el vestuario del conjunto celeste ha permitido al equipo enderezar el rumbo tras un inicio de campaña marcado por las lesiones y en el que los resultados no terminaron de dar al equipo la continuidad necesaria.
Con el conjunto breoganista luchando para poder entrar en los playoffs por el ascenso, el paso al frente dado por el técnico ayudante Quique Fraga en la mañana del pasado 10 marzo tras la baja por enfermedad de su amigo y compañero Lisardo Gómez sirvió para comenzar a invertir la suerte del grupo. Desde entonces, cinco triunfos consecutivos han llevado al club a certificar su pase a unos playoffs por el ascenso con los que soñar de nuevo.
Quique Fraga, un hombre de la casa para seguir soñando:
Su nombramiento como primer entrenador del Cafés Candelas Breogán entraba dentro de la lógica más absoluta tras la baja por enfermedad de su predecesor Lisardo Gómez pero, independientemente de ello, el nombre de Quique Fraga podía haber estado en cualquier caso el primero en la lista de candidatos a un banquillo que siente como propio.
El principal motivo, su entrega a un escudo que ha defendido durante años y que ahora porta con orgullo desde su cargo como entrenador principal tal y como reconoce tras haberse cumplido su primer mes en el banco: “El momento en el que nos encontrábamos no era el mejor posible y el que se produjera por la enfermedad de Lisardo tampoco era la situación idónea pero una vez que se produce hay que entenderlo como una oportunidad. Siempre es un honor y un orgullo defender tanto los colores como el club de tu ciudad, una oportunidad muy grande que estoy intentando aprovechar cada día”.
Esa ha sido precisamente su máxima desde su primer día al frente de un grupo al que ha tratado de impulsar a través de pequeños pero efectivos cambios: “Han sido unas semanas duras… Al comienzo tuve que hacer frente a todo yo sólo y después, con la llegada de Iván Frade, necesitamos un tiempo de adaptación. Los primeros días estás con un cierto miedo a la hora de analizar qué tocar para que los cambios sean efectivos sin que el equipo se vuelva loco ya que la base de la temporada había sido buena. Tratamos de limpiar las cabezas y minimizar fallos priorizando una mejora en el balance defensivo, el rebote y la adquisición de los roles de cada uno sin ningún tipo de dudas en este aspecto. A partir de ahí, hemos dado una cierta libertad en ataque así como una serie de variantes tácticas con las que complementar las cosas buenas que habíamos tenido desde el primer día”.
Cambios que han desembocado en el crecimiento de un grupo que, con cinco triunfos consecutivos ve ya la vida de otra manera: “Sin duda la mejor medicina que existe es ganar porque anímicamente te ayuda a ver las cosas de una manera diferente. Con triunfos todo es más fácil, el jugador entiende las cosas mucho mejor y aprende más y esa es la clave de todo. Estas cinco victorias han sido muy importantes a nivel clasificatorio pero especialmente en el día a día donde nos han ayudado a crecer como equipo”.
Unos playoffs con los que comenzar de cero:
Con esa mentalidad renovada, el conjunto celeste iniciará la próxima semana un nuevo asalto a los playoffs por el ascenso. Una fase final en la que buscar una vía de ingreso a la Liga Endesa a través de unas eliminatorias a las que los gallegos llegan en el mejor momento posible.
Situación soñada por el vestuario apenas unas semanas atrás y que Fraga valora de la mejor manera posible: “Personalmente lo que más me alegra es ver de nuevo a la afición ilusionada con el equipo. Están contentos porque estamos ya en playoffs y porque ven al equipo con posibilidades de cara a una fase final para la que tengo la sensación de que ningún equipo es favorito sobre el resto y para la que yo creo que ningún equipo quiere enfrentarse con nosotros. El objetivo prioritario es el de poder prolongar esa sensación lo máximo posible en el tiempo, sin dejar de ser competitivos y sin dar jamás un partido por perdido”.
Una cita en la que soñar a través del magnífico estado anímico de un grupo que tiene muy claro cuál debe ser el camino a seguir: “Nuestro estado anímico es muy alto en este momento pero de cara a un playoff tienes que ser muy fuerte mentalmente porque todo puede pasar. Eliminatorias a cinco partidos, muchos nervios… lo que vivimos el año pasado debe ser el mejor ejemplo a la hora de entender cómo controlar ese nerviosismo, cómo luchar en cada acción y cómo debemos agarrarnos a la pista en cada momento para que a nuestros rivales les entren el mayor número de dudas posibles”.
Y para ello será fundamental la experiencia adquirida en años anteriores por unos jugadores que saben más que bien lo que se juegan en la fase final: “La exigencia es muy alta pero, aunque suene a tópico, la única clave aquí no es otra que la de ir partido a partido sin pensar más allá del siguiente. Tenemos que saber aprovechar nuestras armas y entre ellas la experiencia de nuestros jugadores debe ser una de las más valiosas ya que, en ese sentido, ganamos respecto al pasado curso. Dani, Álex o Mamadou vienen de haberse quedado a dos minutos del ascenso en 2015 mientras que jugadores como Jeff o Pep pueden ser realmente importantes por lo que han vivido otros años”.
De este modo, en Lugo se ha abierto la veda para soñar: “La responsabilidad y la ilusión se entremezclan al 50%, este club tiene un gran peso histórico y el objetivo es internar llevarlo de nuevo de vuelta al lugar que merece”.