PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Saltó a los focos de la Liga LEB Oro tras años de asistente en la Liga Endesa y lo hizo para asumir con eficacia los mandos de un UB La Palma que ejercía por aquel entonces como el filial del Gran Canaria. Pero su carácter ambicioso e inconformista le llevó a dar un nuevo paso al frente en tierras extremeñas portando con firmeza las riendas de un Cáceres P.H. al que llevó a las semifinales de la competición con uno de los presupuestos más modestos de la competición.
Con estos antecedentes se antojaba complicado que Carlos Frade no supiera sacarle el mayor jugo posible a su paso por Hungría -donde llegó a jugar incluso competición europea- así como a su etapa en una Letonia que ha precedido su regreso a una competición en la que afronta ahora una nueva etapa tan novedosa como desconocida para él.
Con el reloj jugando en su contra y su nuevo equipo inmerso en puestos de descenso, Frade tiene sobre su pizarra el siempre complicado reto de invertir la dinámica de un Planasa Navarra que le ha mostrado una confianza ciega en sus servicios con la que certificar la ansiada permanencia.
El retorno a la LEB Oro, con un nuevo reto:
Llegó a las filas del conjunto navarro seis semanas atrás y lo hizo con el objetivo prioritario de poder reflotar el rumbo de un Planasa Navarra al que las cosas no habían terminado de salirle del todo bien en una competición que Frade conoce a la perfección.
Una LEB Oro a la que regresó el pasado mes de febrero tras un par de años madurando en un baloncesto europeo que le ha llevado a crecer como entrenador: “No era la primera vez que me marchaba fuera de España y tampoco tuve ninguna duda a la hora de hacerlo ya que son experiencias que enriquecen y que te ayudan de cara a cada una de las etapas que se van sucediendo en la vida del entrenador. Una vez finalizada esa etapa, cuando Planasa me ofreció la posibilidad de venir aquí tampoco lo pensé mucho ya que durante mis años en LEB había tenido una buena percepción del club a través de su proyecto. La oportunidad era buena, el momento era el idóneo y me ofrecían algo tan atractivo como es el poder buscar un cambio de chip en un equipo al que no le estaban saliendo del todo bien las cosas”.
Reto totalmente nuevo para él pero que afronta desde el primer día con mayor ilusión dentro de un club en el que su nueva relación contractual podría prolongarse incluso más allá de la presente campaña: “Siempre había cogido a mis equipos desde principios de temporada y esta es la primera vez que llego a un club para vivir esta otra cara de nuestro trabajo que supone el terminar la temporada en un lugar diferente a aquel en el que la empecé. Esto supone que no has podido formar parte de ese proceso de construcción, crecimiento y mejora de la plantilla lo que te obliga a cambiar tu mentalidad adaptándote a un nuevo grupo pero, sin lugar a duda, esto te ayuda a ser mejor entrenador. Ya no hay tiempo para cambiar muchas cosas pero sí para intentar convencer a los jugadores de que hay que ser lo más competitivos posibles en el día a día”.
Carlos Frade, el motor que impulsó el cambio:
No resulta para nada sencillo el tener que adaptarse contrarreloj a la dinámica de un equipo al que no le ha acompañado la suerte durante toda la temporada y mucho menos cuando restan apenas un puñado de jornadas para terminar la Liga Regular. Pero si algo tenía claro el técnico madrileño es que trabajo y sacrificio no iba a faltar para poder reavivar a un grupo cuya mentalidad ejerció como una de las prioridades de Frade.
Un trabajo anímico que se convirtió en el punto de partida a la hora de iniciar su reconquista a la tabla clasificatoria: “Cuando un equipo está en unas circunstancias como aquellas en las que se encontraba el Planasa todo el mundo está más triste y decaído de lo habitual, una dinámica en la que te vas metiendo sin darte cuenta pero que te lleva a cambiar la manera de actuar. Por eso tratamos de provocar algo con lo que limpiar su mente, con lo que puedan estar de nuevo frescos para aflorar ese baloncesto que tienen dentro y que evidentemente no se ha esfumado sino que simplemente hay que hacerlo salir de nuevo. Esto no se produce de la noche a la mañana pero sí es un proceso que tenemos que lograr lo más rápido posible dentro del poco tiempo que tenemos. En ese sentido estoy muy contento con su respuesta porque vuelven a sentirse cómodos y confiados en sus posibilidades para poder tener un mejor baloncesto en cada partido y durante mayor número de minutos”.
Y todo esto con la complicación añadida que supone la reciente lesión de su jugador franquicia, un Oliver Arteaga de baja durante las dos últimas jornadas y que ha obligado de manera involuntaria a dar un paso al frente al conjunto: “El tener un jugador determinante siempre es bueno pero los entrenadores podemos caer en la trampa de depender en exceso de él jugando el resto por debajo de sus posibilidades. En mis equipos nunca me ha gustado que eso ocurra y siempre he tratado de conseguir que un buen jugador rinda ayudando a su vez al resto de compañeros a ser mejores cada día y creo que durante los últimos partidos lo estamos consiguiendo. Sergio está jugando muy bien, Joaquín nos está dando mucho atrás, Quique va teniendo buenos minutos, Miki lo hizo realmente bien el último partido… Eso nos hace un poco más imprevisibles y eso es lo que hace que seamos mejores como equipo”.
Reto al que le restan apenas 120 minutos de juego en los que Frade tiene más que claro el camino que deberá seguir su equipo para poder optar a la permanencia: “Dentro del breve tiempo que vamos a estar juntos el objetivo es que cada día seamos mejores como equipo y que, a partir de ahí, cada partido sea mejor que el anterior. Tenemos que elevar el listón cada día para poder competir con cualquier equipo reduciendo los errores y sumando cosas positivas sin perder la cara a cada partido porque, si lo hacemos, los triunfos irán cayendo. El reto pasa por mejorar cada día en la defensa de transición defensiva, la defensa del 1x1 en medio campo y el crecimiento en el rebote defensivo ya que si dominamos estos aspectos seguiremos creciendo como lo hemos hecho durante las últimas semanas”.
Sencillos aspectos sobre el papel y que los pamploneses deberán trasladas de nuevo sobre la cancha en sus tres últimos compromisos del año para poder certificar su permanencia en una LEB Oro a la que esperan aferrarse con fuerza.