El emotivo adiós de “Mr. Basketball” (1963)
En el Boston Garden le presentaban siempre como “Mr. Basketball”. Bob Cousy (Nueva York, 9/VIII/1928), hijo de inmigrantes franceses, fue el primer gran base de la historia de la NBA, aún hoy uno de los mejores de siempre.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Un innovador que con su estilo desenfadado y su condición de ambidiestro contribuyó a sacar de una época más bien oscura al baloncesto profesional. Jugó trece temporadas en los Celtics, de 1950 a 1963; en todas fue votado para el “All Star” y en diez de ellas formó parte del equipo ideal, como pieza clave del gran dominador de la época, con el que logró seis títulos, el de 1957 y cinco consecutivos del 59 al 63. Durante ocho campañas seguidas, de la 52-53 a la 59-60, fue el líder de asistencias de la liga. Promedió 7,5 a lo largo de su carrera, con 18,4 puntos.
Una caída de un árbol que sufrió cuando tenía 13 años fue un golpe… de fortuna. Se rompió el brazo derecho y por eso aprendió a botar y a tirar con el izquierdo, lo que multiplicó su valía como jugador y le hizo triunfar en el instituto Andrew Jackson de Nueva York, que antes le había dejado dos veces fuera del equipo suplente, y en la universidad de Holy Cross, en Worcester, muy cerca de Boston. Y fueron los Celtics los que se quedaron con él, en 1950, tras rechazar el fichaje por Tri-Cities Blackhaws, que le habían escogido en el tercer puesto del “draft”.
El 17 de marzo de 1963 acababa la primera fase de aquella temporada. Los Celtics jugaban en casa contra los Syracuse Nationals (victoria local por 125-116) y aquel fue el día elegido para la despedida oficial de Bob Cousy, aunque por supuesto siguió jugando en los “playoffs”… hasta lograr el título. Lesionado en un tobillo, su vuelta a la pista fue clave para la remontada (109-112) en el último partido, en la pista de Los Angeles Lakers. Tampoco aquel fue el último. Volvió a jugar (sólo siete), mucho después, en la temporada 69-70, con los Cincinnati Royals, a los que entrenaba, para reanimar al equipo y a la afición. La venta de entradas aumentó un 77%.
Pero volvamos a aquel 17 de marzo, a una velada que ningún aficionado de los Celtics podrá olvidar en su vida: la “Boston Tear Party” (Fiesta de la lágrima de Boston). La ceremonia, que debía durar 7 minutos, se prolongó durante 20 y cuando le tocó hablar Cousy se quedó sin palabras, presa de la emoción, hasta que un espectador gritó: “We lova ya, Cooz!”