MIGUEL PANADÉS

Cada entrenador define su oficio-profesión-pasión de entrenar con las palabras que le inspiran y en el caso de Chiqui Barros, “entrenador de baloncesto” desde que tiene uso de razón por el seguimiento de la labor de su padre, no puede evitar buscar siempre brillantes paralelismos. “Cada entrenamiento tiene vida” empieza afirmando el técnico de Embutidos Pajariel cuando le sitúo en pretemporada, en época de construcción. “Todas las etapas son bonitas pero la de construir el equipo lo es especialmente aunque también es cierto que la construcción es permanente. Se empieza a ver la pintura de las paredes aunque todavía no hayamos definido el tono de color final…” ironiza tras tres semanas de trabajo, de adaptación de las nuevas incorporaciones, de primeros partidos amistosos y de Copa de Castilla y León y de confirmación de que la ilusión de la afición de Bembibre sigue intacta.

“La filosofía no se negocia pero el estilo se adapta. Sabemos la música que queremos interpretar pero hemos cambiado al violinista, a la pianista, y por lo tanto hemos de adaptarnos a sus capacidades. Los entrenadores tenemos el oficio más bonito del mundo, pero como los directores de cine, hemos de saber adaptar el guión a las verdaderas protagonistas de nuestra película, que son las actrices, las jugadoras”. Lecciones de baloncesto, desde el conocimiento y desde la emoción por parte de un entrenador que además se suma a esa larga lista de técnicos españoles que han tenido la oportunidad de exponer sus capacidades en extranjero. Chiqui Barros disputó este verano la liga de Ecuador consiguiendo proclamarse campeón. “Fue una experiencia extraordinaria en la que aprendí mucho. Además de la satisfacción personal y profesional de conseguir el título se unió el orgullo de representar a un baloncesto español al que se le respeta mucho en el extranjero”.

Y una vez de nuevo en España, la Liga Femenina, nuevamente apasionante, nuevamente ilusionante. “La Liga Femenina es siempre una competición preciosa, siempre por mucho que dijeran fue más que digna y actualmente vuelve a ser muy fuerte”. Y en ese escenario Embutidos Pajariel parte con el listón alto de ese quinto puesto de la pasada temporada y ahí es donde Chiqui Barros vuelve a dar otra lección de realismo. “La humildad no está reñida con la ambición. Nuestro objetivo es conseguir la permanencia para desde ahí no ponernos límites. Representamos a una población de ocho mil habitantes, una población castigada por los problemas económicos pero que nos entrega su apoyo y su ilusión. Hemos de ser sensibles a la realidad del entorno en el que trabajamos y ser ambiciosos y felices juguemos por ganar o por la permanencia”.

Por último Chiqui Barros recuerda los éxitos del verano de nuestras selecciones nacionales femeninas y lo hace bajo una reflexión fundamental para entender la realidad de nuestro baloncesto. “Lo que queda representado en las imágenes de nuestras jugadoras subidas a los pódiums de campeonatos internacionales es el buen hacer de todo el baloncesto, desde la Federación Española representada por José Luis Sáez y Ángel Palmi hasta el entrenador del pueblo más remoto enseñando a botar a una niña pasando por los clubes y las Federaciones Autonómicas”.