Nueva victoria de España, esta vez ante Turquía (95-46), en una brillante demostración, especialmente en una primera parte descomunal (59-23) con un juego que crece en argumentos a medida que avanza la preparación.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
La puesta en escena de España en el último partido del Torneo de Langreo fue impresionante con un parcial en los primeros 10 minutos de… ¡37-13! Para conseguir estos espectaculares guarismos la selección que dirige Andreu Bou unió todas las intenciones trabajadas en las sesiones preparatorias, con intensidad defensiva que daba pie a una velocidad terminal en los contraataques lo que multiplicaba posesiones hasta con seguir un promedio anotador altísimo en ese primer cuarto.
Imposible mantener un ritmo tan trepidante y, aún sin tanta espectacularidad, España mantuvo esa eficacia defensiva que impedía a la buena selección turca encontrar posiciones de tiro, encontrar caminos hacia el aro. Un nuevo parcial contundente en este segundo cuarto (22-10) llevó a los vestuarios a los dos equipos con el partido decidido (59-23) entre la satisfacción de una selección española que había encontrado esa combinación entre velocidad y eficacia buscada desde el primer día de concentración.
Tras el descanso relajación, menos fluidez ofensiva y extraño parcial de 5-13 en diez minutos flojos para, tras la llamada de atención del cuerpo técnico, una brillante reacción que demuestra la capacidad de este grupo para poner una marcha más. Cuando parecía que lo mejor del partido ya había sucedido en la primera parte, el público asistente al pabellón disfrutó de un último cuarto nuevamente brillante, nuevamente generoso con el baloncesto desde el esfuerzo y la creatividad. Otro parcial, 31-10, llevó unos guarismos al marcador descomunal cerrando un resultado brutal: 95-46. Dentro de la buena línea general destacaron Paloma González y Aina Ayuso con 17 puntos cada una. Mayor acierto desde seis setenta y cinco con ocho triples.