MIGUEL PANADÉS

Si el talento es la capacidad para convertir en sencillo lo que para muchos es casi imposible, Patricia Ramírez demostró en su clase maestra del CES2015 toda una exhibición de conocimientos, en el fondo y, sobretodo, en la forma. Se adentró con naturalidad en esos tantas veces oscuros laberintos de la mente y lo hizo por caminos claros y sencillos, por paisajes vistosos. La suya es una permanente llamada al optimismo, al pensamiento positivo, a la voluntad por cerrarles la puerta a los enemigos de la mente para abrírsela de par en par a la esperanza, a la autoestima, a los pensamientos que invitan a crecer. Mientras expone sus ideas, con un tono dulce pero contundente, con un gesto discreto pero firme, el alumnado empieza ya a beneficiarse de unos argumentos tan evidentes como incontestables.

Busca Patricia el aprendizaje de un idioma emocional en el que las palabras positivas adquieran el máximo valor, en el que las expresiones motivadoras destierren para siempre las que prevén el fracaso. Somos capaces de aprender lenguas diferentes y sin embargo nos resistimos a combinar las que ya sabemos creando frases que nos ayuden en ese reto por vivir, por ser felices, por superar adversidades o, aplicado al deporte, por conseguir el objetivo marcado. Como todos los profesionales que acaban sintiendo verdadera pasión por lo que hacen, Patricia Ramírez ha sido capaz de interiorizar su discurso hasta conseguir transmitirlo desde la razón sí, pero también desde el corazón.

Quizás muchos de los alumnos asistentes a esta clase maestra no sean conscientes de que muchas de las frases leídas y escuchadas durante los noventa minutos de intervención vivirán desde hoy instaladas en esa parte del cerebro que nos ayuda a afrontar la vida desde que abrimos los ojos cada mañana. Que muchas de las ideas propuestas por Patricia Ramírez se convertirán en herramientas de ayuda para ser mejores, con los demás seguro, y algo fundamental, con uno mismo.