POR JOSÉ LUIS SÁEZ

Participar en eventos como las jornadas de NBA Global Games vividas esta pasada semana en Londres sirve lógicamente para tomar nota de aspectos organizativos, de los conceptos que la NBA aplica a su exitosa combinación de deporte y espectáculo, pero también para ser consciente de que el Baloncesto Español, más allá de nuestras fronteras, es un referente. Y para valorarlo como merece.

No únicamente por el todavía reciente reconocimiento mundial que obtuvo la Copa del Mundo del pasado verano en nuestro país. A nuestro baloncesto se lo valora fundamentalmente porque se le reconoce una trayectoria, una línea de trabajo y una estructura –que aúna a todas las instituciones y estamentos-, cuyo mayor reflejo, en numerosas ocasiones, es el de los triunfos deportivos. Pero sobre todo también el de una ‘marca’ de valores, identificables y admirados, que permiten seguir trabajando por encima de los resultados, por excelentes que sean.

Tal y como nos esforzamos por conseguir a lo largo de todo el pasado 2014, y en especial alrededor de los partidos, de competición o de preparación, el Baloncesto tiene que llegar más allá de las canchas y de los 40 minutos de juego. Un partido, un campeonato, tiene que ser una fiesta global que fomente la participación de todos, que promocione los valores de nuestro deporte, que ejerza como herramienta de mejora social y que permita a las instituciones y marcas que lo apoyan el mejor retorno posible.

Con esta mentalidad organizamos la Copa del Mundo 2014 y con esta idea estamos empezando ya a hilvanar la organización de la Copa del Mundo Femenina 2018 y el resto de eventos que hasta entonces tenemos marcados en nuestro calendario de actividades. Una mentalidad con la que creemos que se puede seguir trabajando para que el baloncesto se desarrolle y crezca año a año a todos los niveles.

EN RECUERDO DE ANA. No puedo acabar estas líneas sin un tristísimo recuerdo para una niña canaria de trece años que empezó el fin de semana con la ilusión de jugar un partido de baloncesto con sus compañeras y que sólo unas horas después nos dejó para siempre. Consternados, abatidos, tristes, muy tristes.

En unas circunstancias como éstas no hay modo posible de consolar a padres, familiares, amigos, compañeros. Pero sí puedo tratar de hacerles llegar desde aquí el sentimiento de todos los que formamos la FEB y el Baloncesto Español, con el deseo de que todos los testimonios de condolencia y sentimiento que han recibido en unos momento tan duros les puedan servir para recuperar aunque sea solo una parte de las fuerzas que sin duda ahora les faltan.

Descanse en paz, Ana Rodríguez Arjonilla.