MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Influye el momento del partido y las características de los jugadores en pista pero los partidos de España tienen, entre sus muchos atractivos, el de la variedad del ritmo. Nuestra selección es capaz de mantener durante varios minutos uno constante, velocidad de crucero, que va minando poco a poco la resistencia del rival utilizando el talento de sus jugadores interiores para generar y leer ventajas o circulando el balón con sentido hasta encontrar el tiro liberado. Pero de pronto los jugadores ponen una marcha más y ese ritmo se acelera adquiriendo una velocidad imposible de contrarrestar por el adversario. Son los dos ritmos de España que provocan que el público, durante los partidos, esté siempre expectante a cual es la sorpresa que deparará el ataque siguiente.

Dos primeros partidos ante rivales de un nivel inferior pero solventados desde la contundencia y en los cuales se pudo además recuperar a todos los efectivos y dotarles de la confianza necesaria para poder participar en tres próximos retos ante selecciones de mucha más capacidad competitiva. Ampliar la rotación permite a la vez de dosificar esfuerzos de cara a un futuro intenso y exigente, la capacidad para no dejar de amenazar nunca desde la posesión del balón. Los ataques de España arrancan siempre desde su rebote defensivo, desde incluso el saque de fondo. Ahí ya se están definiendo calles por las que circulan los jugadores creando las líneas de pase adecuadas para llegar cuanto antes lo más cerca del aro rival.

En Granada se han vivido los dos primeros partidos con alegría, con sonrisas en la grada y en la pista, con sana relajación sin que esa palabra se enfrente a intensidad y concentración. Todos han tomado contacto con la Copa del Mundo y todos están preparados para el verdadero inicio del reto, desde esta noche ante Brasil y en los días siguientes ante adversarios de alto nivel  competitivo. Esos dos ritmos serán útiles porque España tiene capacidad para encajar en dos tipos de estilos en los partidos, los que se juegan a veces a campo abierto y los que exigen de lectura y paciencia.