En la que probablemente haya sido la edición más dura de todas las celebradas anteriormente, la selección U14 Masculina consiguió un meritoria tercer puesto en el Torneo BAM, bautismo internacional de nuestros talentos más jóvenes.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Seis partidos en tres días frente a rivales de altísima calidad física y técnica. Seis retos de máxima exigencia en un bautismo internacional que sirvió para comprobar el nivel de nuestras nuevas generaciones de talento respecto al de otros países y para marcar una línea de progresión por donde guiarse de cara al futuro. Un tercer puesto que podía haber sido un segundo o incluso un primero de no haber caído en las semifinales en la prórroga ante Croacia y después de fallar demasiados tiros libres en los momentos finales. Pero más allá de la clasificación final para José Silva, seleccionador U14 y responsable de la Academia Masculina destacaba las características de una generación “en la que quizás nadie destaca especialmente con respecto a los demás pero en la que sí existe un bloque sólido, compacto, que junto consigue un buen rendimiento general. Digamos que la U14 masculina se caracteriza por la palabra EQUIPO, así, con mayúsculas”.
Esta generación, como siempre sucede cuando viven su primera experiencia internacional en el Torneo BAM, viene precedida de un seguimiento que se inicia tras los Campeonatos de España mini e infantiles y donde la Academia detecta los nuevos talentos y desde ahí se eligen el grupo de jugadores que inician un camino con suma de experiencias formativas en compañía de jugadores destacados de su generación. “El trabajo que se hace desde clubes y Federaciones Autonómicas, ilusionando y formando estos nuevos jugadores y la coordinación que mantiene con ellos desde la Federación Española hace que estos chicos acumulen vivencias que les hace no sólo ser mejores jugadores sino entusiasmarse con el baloncesto”.
Todos siguen un proceso aunque en esta selección hay un caso un tanto excepcional que ha llamado poderosamente la atención en el Torneo BAM como es Guzmán Garuba, un niño de doce años y 1,96 que ha competido con los de catorce y se ha convertido en el mejor reboteador del campeonato. Fermín Cañizares, segundo de José Silva en el equipo técnico analizaba no sólo el caso de este precoz talento sino de todos sus compañeros en general invitándoles “a entrenarse con ilusión en sus respectivos equipos y aprovechar estas experiencias para seguir formándose como jugadores y como personas”.