Nacido en Madrid hace 29 años, Armando Gómez domina ya con rigor y profesionalidad los banquillos pese a su insultante juventud. Fuenlabrada es su ciudad, su casa y su club, en el que ha crecido y se ha desarrollado como técnico, tras unos inicios más que prometedores en el CREF, donde explotó disputando un Campeonato de España cadete.
XAVI OLTRA / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Metódico en la programación y preparación de la temporada y la semana, y trabajador incansable en todos los aspectos del juego, el joven técnico tiene una proyección más que interesante. Su carrera se ha desarrollado hasta el momento prácticamente con la cantera. Ahí ha demostrado aptitudes y conocimiento sobrado para proyectar y hacer crecer a las promesas del club fuenlabreño.
Especializado en trabajar con la formación y tras una rica experiencia como ayudante de Luis Guil, Chus Mateo y Salva Maldonado en el equipo de la Liga Endesa, Gómez consigue como nadie que los jugadores jóvenes den un paso adelante en su crecimiento y se adapten a la exigencia de la competición. El gran éxito le ha llegado esta temporada con el merecido título de campeón y el ascenso en la Adecco Plata, una categoría que conoce bien y en la que se ha movido con soltura y conocimiento, lanzando varias promesas al primer equipo.
EL ÉXITO DE UN ASCENSO
“Quedar primero de cualquier liga es complicado. Si sumamos que el equipo era casi nuevo, a nivel competitivo le ponemos un sobresaliente a la temporada. A nivel personal es un premio al trabajo. Un premio que a veces no llega, aunque trabajes mucho. A la Adecco Plata le tengo un gran respeto por dureza y dificultad. Nos hace muy felices ganar la Adecco Plata en un proyecto que ha empezado como propio y que ha hecho que la gente sintiera el equipo”
DEFENSOR DE LA FORMACIÓN
“Se ha demostrado que jugadores que han competido en Plata han salido perfectamente preparados para jugar en la ACB. Y hay muchos ejemplos. Creo que es una liga competitiva. Quizás no tiene tantas trampas tácticas, pero cada semana es diferente. Es una liga muy interesante y buena para gente joven. Hay una mezcla fabulosa de jóvenes y veteranos. Esto hace que se vea un gran baloncesto, con gente que sabe competir”
EL MÉTODO FEB MARCA EL CAMINO
“No he tenido contacto con selecciones y tengo el conocimiento de lo que veo y escucho. Creo que el éxito debe ser por una mezcla de todo. La Federación Española de Baloncesto acierta en el modelo. Si no, no habría habido títulos. El trabajo de los clubs, las competiciones, que facilitan el desarrollo de los jugadores… la suma de todo facilita que al final haya medallas”
¿Cómo empieza su historia en el mundo de la canasta?
De pequeño reconozco que era más futbolero, pero en mi colegio el único deporte que existía era el baloncesto. Era lo que primaba. Coincidiendo en clase con amigos empecé a jugar y fui cogiendo el gusanillo por el deporte. Tuve la oportunidad de jugar a fútbol, pero fue tal el flechazo con el baloncesto que acabé jugando en todas las categorías de mi colegio, el Cabrini. Fue a partir de los 17 años cuando vi que no tenía futuro y me metí a entrenar. Fue circunstancial. Falló un entrenador y me ofrecieron la posibilidad. Empecé como ayudante en un benjamín. La verdad es que esperaba que el primer entrenador faltara alguna vez para coger el equipo. En el segundo año ya me ofrecieron un equipo, un mini. Recuerdo que no pegué ojo en toda la noche. Pensaba en cómo afrontar el reto de llevar a los niños y si tenía la confianza suficiente…
¿Qué metodología empezó a aplicar en sus primeros equipos de formación?
Empecé muy obsesionado, y todavía lo estoy, por creer en lo que estaba haciendo. Y que lo creyeran los jugadores. A veces un entrenador en la pista no es capaz de transmitirlo. También era importante para mí la seguridad del entrenador. O hacía algo que estaba seguro que estaba bien, o no lo hacía. Enseñar algo que no supiera me parecía ridículo. Tenía cuidado en hacer las cosas poco a poco, pero hacerlas bien. La verdad es que en el colegio nadie me marcó mucho y tampoco tenía aún una idea clara de baloncesto. Eso sí, ponía mucho empeño en la dirección de grupo, el trato con el jugador, el esfuerzo… no me costaba que me hicieran caso. En el colegio intentaba documentarme en internet, viendo a compañeros entrenar, etc. Iba a clínics, pero sobre todo para minibásquet, no enfocados para entrenadores profesionales. Cogía lo que necesitaba para trasladarlo al juego. Sí que me quedaba con frases de entrenadores como que lo importante era formar, que no había que ganar por encima de todo… eso me fue calando.
¿Cuéntenos cómo fue su primer éxito disputando un Campeonato de España?
En el Cabrini hice amistad con gente… y me surgió la posibilidad de ir a un Campus de verano de baloncesto en el CREF. Fui y me ofrecieron entrenar un equipo para la siguiente temporada. Creo que siempre he tenido un alto sentido de fidelidad. Me había comprometido antes con mi colegio, pero también el cuerpo me pedía seguir creciendo… así que compatibilicé el llevar un mini en el Cabrini y el cadete B en el CREF. En el CREF, que presidía la ex internacional Teresa Pérez Villota, conocí a Jesús Machuca, con el que tengo una buena amistad. Con ese cadete el primer año me fue bien. Quedamos terceros en Federado en Madrid. Al año siguiente cogería el cadete A y llegaron los resultados más sonoros y con más repercusión. Fuimos segundos de Madrid, eliminando al Real Madrid. Fuimos el único equipo de Madrid que acudió ese año al Campeonato de España de la categoría.
“HAY UNA MEZCLA FABULOSA DE JÓVENES Y VETERANOS EN UNA LIGA COMPETITIVA COMO LA PLATA”
En sus inicios, ¿qué técnico o estilo de juego le llamaba más la atención?
Al final uno se queda con la gente que tiene éxito. Por aquel entonces el que ganaba era Zeljko Obradovic. Y lógicamente me gustaba él como técnico, porque tenía éxito, y sus equipos, porque siempre ganaban. Pero la verdad es que siempre he ido paso a paso y con mucha tranquilidad. No pensaba que llegara a ser entrenador profesional. Yo sólo entrenaba niños en el colegio y con eso era feliz.
Tras vivir sus inicios como técnico en un colegio, ¿cómo empieza a contactar con la élite?
A nivel competitivo, el ir a un Campeonato de España me dio la posibilidad de ir conociendo gente. En mi colegio no había tenido ningún contacto con el baloncesto profesional. En este Campeonato de España cadete no tuve un contacto con la élite, pero sí conocí a Carles Durán. Casualidades… él, como en los últimos años, evidentemente me ganó con el Joventut de Badalona en la liguilla. Luego me he enfrentado a él varias veces… creo que sólo le he ganado en una. Pero mi primer contacto con el baloncesto profesional fue en el Campeonato de Europa júnior, en Madrid. Ahí empecé a tener ya un cierto interés por el baloncesto profesional. Fue a través de Jesús Machuca y la Federación madrileña por la que pude entrar como voluntario en ese campeonato, en el que estuvo Ricky Rubio. Luis Guil llevaba la selección e hice buenas migas con él, y también con el delegado, Pedro Canales. Me hicieron partícipes de la selección y estuve en contacto de forma permanente con el equipo. Al acabar el campeonato Luis Guil me dijo que le gustaría que yo entrenara donde él estuviera. Fue entonces cuando llegué al Fuenlabrada.
“NOS HACE MUY FELICES GANAR LA ADECCO PLATA”
¿Cómo vivió su aterrizaje en Fuenlabrada?
Con mucha ilusión, nerviosismo… era un sueño realmente el poder estar en un club ACB, que te llamara alguien como Luis Guil, con ‘caché’… Tuve conversaciones con Armando Polo, director técnico del club, el cual me explicó la filosofía para ver si estaba preparado. Me gustó lo que me contó y a él le gustó lo que también yo le dije. En mi primer año llevé un cadete. A partir de ahí fue una historia de amor completamente. El contacto con el club me hizo formarme como entrenador y como persona. Es donde me he desarrollado. Lo anterior fue para foguearme. El baloncesto lo aprendí aquí, en Fuenlabrada.
¿Qué recuerdos tiene de su experiencia en el banquillo ACB?
Al segundo año me fui a vivir a Fuenlabrada. Sergio Jiménez pasó a llevar el equipo de Plata y se me ofreció ser ayudante del primer equipo. No tenía experiencia de vídeos… pero aprendes por narices. Fue lo máximo, lo que uno sueña de pequeño. Coincidí por ejemplo con Esteban Batista, que lo había seguido antes jugando la Euroliga con el Maccabi. Fue alucinante. Tener que hacerle técnica individual, o corregirle… la verdad es que te falta confianza. ¿Qué le voy a enseñar a éste?, piensas… También me marcó Ferrán Laviña, toda una institución. La verdad es que aprendes sin quererlo. Viendo… sólo en contacto con un equipo profesional.
Esa campaña 2009-10 en la Liga Endesa fue complicada para el Fuenla…
Al final, cuando ves que la persona que te trae (Luis Guil) se va te quedas con dudas. Tienes cierto sentido de la fidelidad. Ese año me sirvió un montón. Ver cómo gestionar un grupo en situaciones de derrotas… es difícil. Con las victorias es muy fácil. Conocí a Salva Maldonado, el entrenador que más me ha marcado y con el que mantengo una buena amistad. Muchas cosas suyas e intentando hacerlas mías.
“LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA ACIERTA EN EL MODELO”
¿Qué le aportaron los tres maestros con los que trabajó en esa temporada?
De Luis Guil me quedo con la intensidad que era capaz de transmitir y lo metódico que era en el trabajo. Lo tenía todo atado. Me he quedado cosas suyas, ejercicios… Con Chus Mateo, que sólo estuvo como primero cuatro jornadas, fue muy bien. Es una grandísima persona y un entrenador con muchísimos conocimientos. Me dio la tranquilidad y la seguridad para tener confianza en mí. Fue un gran año de enseñanzas, ya que llevar cadetes no era lo mismo. Respecto a Salva Maldonado, destacaría la manera que tenía de tratar las situaciones de ‘stress’. Cómo motivar desde la normalidad, lo fácil que hace el baloncesto… y lleva años haciéndolo. No es casualidad que ahora con el Joventut tenga cada temporada un equipo en el que saca rendimiento a todos los jugadores. Mi admiración es total. Aquí en Fuenlabrada he visto muchos entrenadores. Ahora veo por ejemplo a Luis Casimiro, también vi antes a Porfi Fisac… También hablo mucho con Ferrán López, ex jugador y con vocación de entrenador. Me ha aportado mucho y me sigue ayudando. Ha sido una persona muy importante en mi formación y por su confianza.
¿Cuál es el estilo de juego de Armando Gómez?
Intento construir los equipos desde atrás, defendiendo fuerte y con responsabilidad individual. Si los jugadores quieren tener cierta libertad en ataque tienen que darlo todo atrás, con una mentalidad dura. A partir de ahí, el baloncesto es de los jugadores. Me gusta el baloncesto colectivo. Los jugadores deben pasarse el balón y que eso primé por encima del bote. Un baloncesto disciplinado y con esfuerzo.
¿Qué opina de la Adecco Plata, en la que lleva tres años?
Es una categoría que tiende a ser devaluada en general por gente que no la conoce. Pero se ha demostrado que jugadores que han competido en Plata han salido perfectamente preparados para jugar en la ACB. Y hay muchos ejemplos. Creo que es una liga competitiva. Quizás no tiene tantas trampas tácticas, pero cada semana es diferente. Cada equipo tiene la ilusión de toda ciudad pequeña. Es una liga muy interesante y buena para gente joven. Sin ser profesional totalmente, la liga ayuda mucho a formarse. Hay una mezcla fabulosa de jóvenes y veteranos. Esto hace que se vea un gran baloncesto, con gente que sabe competir.
¿Cómo valora el título y el ascenso a la Adecco Oro del Fuenlabrada esta temporada?
Quedar primero de cualquier liga es complicado. Si sumamos que el equipo era casi nuevo, a nivel competitivo le ponemos un sobresaliente a la temporada. A nivel personal es un premio al trabajo. Un premio que a veces no llega, aunque trabajes mucho. A la Adecco Plata le tengo un gran respeto por dureza y dificultad. Nos hace muy felices ganar la Adecco Plata en un proyecto que ha empezado como propio y que ha hecho que la gente sintiera el equipo.
¿Cuál es su percepción sobre los éxitos internacionales de los jugadores españoles en categorías inferiores?
No he tenido contacto con selecciones y tengo el conocimiento de lo que veo y escucho. Creo que el éxito debe ser por una mezcla de todo. La Federación Española de Baloncesto acierta en el modelo. Si no, no habría habido títulos. El trabajo de los clubs, las competiciones que facilitan el desarrollo de los jugadores… la suma de todo facilita que al final haya medallas.
Currículum de Armando Gómez:
Temporada 01/06 Colegio Caprini (mini e infantil)
06/08 CD CREF (cadete B y A)
08/09 Fuenlabrada (cadete B)
09/10 Fuenlabrada (ACB), ayudante
10/11 Fuenlabrada Getafe (EBA)
11/13 Grupo Eulen de Ávila (Adecco Plata)
13/14 Fundación Baloncesto Fuenlabrada (Adecco Plata)