Capacidad de adaptación, trabajo, juventud e ilusión. Son las cuatro patas sobre las que se asienta la forma de vivir el baloncesto de Mikel Garitaonandia, técnico del Zornotza ST, ‘culpable’ del ascenso la temporada pasada de la Liga EBA a la Adecco Plata, de la permanencia y de que el conjunto de Amorebieta esté luchando por los ‘playoffs’ en su primer año en la categoría.
XAVI OLTRA/DEPARTAMENTE DE COMUNICACIÓN FEB
Una gran tarjeta de presentación de un jovencísimo (el segundo más joven de la Adecco Plata) y ambicioso técnico, con no un amplísimo recorrido como primer entrenador pero sí con una solvente puesta en escena gracias a su entrega total al banquillo y al club vizcaíno.
La plaga de lesiones en el vestuario que ha padecido en su primera temporada en un equipo semi profesional han puesto a prueba su capacidad para sufrir, reinventarse, adaptarse y buscar soluciones. Algo nada fácil para un técnico joven, que realmente aprendió el oficio en categorías seniors desde hace tan sólo cuatro temporadas como ayudante del EBA, acompañando a Unai Zamalloa. Sus horas de sacrificio en la pista le han avalado siempre ante sus jugadores veteranos. ‘Garita’ logró el ascenso a Plata ante Tarragona remontando 10 puntos en unas fases históricas para el club de Larrea. Todo un premio al trabajo. Ahora busca seguir creciendo como entrenador, no sólo en cuanto a resultados sino también en cuanto a trayectoria y conocimientos. Y en ello está.
AMBICIOSO ESTRENO EN ‘PLAYOFFS’
“No me gusta escuchar que ya hemos cumplido. Estamos trabajando como bestias para ser competitivos en el ‘playoff’. Acabaría con un sabor agridulce si no fuéramos el mejor Zornotza posible ante El Prat. Si luego nos vale, de lujo. Si no, también vale. Quiero ver al mejor Zornotza en estos cuartos”
ENAMORADO DE LA ADECCO PLATA
“Es muy exigente. Conjuga muy bien el talento joven y el formativo con gente experta con galones. Una gente que ayuda a esos jugadores y que hace que la liga sea competitiva. La gente veterana y experta hace que la liga tenga mayor realidad para que los jóvenes puedan aprender. Es una liga súper bonita, aunque haya entrenadores que digan que ha bajado de nivel. Es fantástica para la formación del jugador. Los jóvenes tienen más rango y cuota de responsabilidad. También es una liga preciosa para el entrenador joven”
GANAR Y FORMAR
“Si hay éxitos es porque se hacen las cosas bien. El trabajo de los clubs, los jugadores, el seguimiento de la FEB… Me gustaría también que además de las medallas se llamara la atención con el trabajo de formación, que se está haciendo. Lo más importante es que los jugadores se formen para poder llegar a la élite y que luego en verano sigan creciendo con la selección. El jugador debe formarse para llegar a lo máximo. También hay que decir que cada una de esas medallas que se ganan hace que un montón de niños jueguen al baloncesto. Y eso no se puede olvidar. Ganar ayuda mucho”
En Durango es donde empezó todo…
Lo cierto es que en casa nadie había jugado al baloncesto. En el colegio donde fui, en Durango, había bastante tradición. El San José Jesuitas. Y también en el Tabirako, el club donde normalmente jugábamos luego. Juanjo Moreno, un cura jesuita que había sido jugador de baloncesto de élite hace muchos años, nos reclutaba. Él había estado incluso en la selección española y es toda una institución en Vizcaya y en el País Vasco en cuanto a baloncesto de formación. La gente en clase se animaba y ahí empecé a jugar con ocho o nueve años. Con 13 o 14 pasamos todo el equipo a jugar al Tabirako, siendo primer año de cadetes. Ahí jugué hasta segundo año de júnior. Luego, en mi primer año de senior lo tuve que dejar por estudios, pero volví después. Jugué cuatro años en Liga Nacional hasta que lo dejé. Tuve una lesión en el tobillo. En el colegio y jugando coincidí con Ibón Carreto y David Quero, amigos míos de toda la vida. Y ahora jugadores que entreno…
¿Cómo ha manejado la situación de dirigir a jugadores y amigos de su edad?
A Ibón hace cuatro años que lo entreno. Cuando acabó en Logroño en Plata se quedó sin equipo. Nosotros (Zornotza) subimos a EBA y le dije, como amigo, que si quería hacer la pretemporada con nosotros mientras le salía algo. No le salió nada que le interesase y se quedó. Ibón es muy trabajador, agradecido… se ha volcado. No he tenido ningún problema con él a pesar de ser muy amigos. Es el primero en llegar a los entrenamientos y el último en irse, siendo el mejor jugador del equipo. David, después de haber estado en Plata y Bronce por ahí, decidió volver al País Vasco y lo reclutamos. Para un entrenador joven encontrarse a un grupo con experiencia… fue nuevo para mí. Tuve que readaptarme, ganar la confianza del jugador, saber medir para que el vestuario no se me fuera de las manos… Tuve que aprender a gestionar un grupo. Pero la verdad es que no me lo pusieron muy difícil.
¿Quién le mete el gusanillo por empezar a sentarse en un banquillo?
También empecé a entrenar por Juanjo Moreno. Él también buscaba entrenadores y con 14 años me propuso ser ayudante de un mini. Empecé con otro entrenador con más experiencia para ir aprendiendo, lógicamente. Siempre me ha gustado trabajar con niños. Actualmente lo echo de menos, pero no tengo tiempo. Me preocupaba por prepararme y aprender, buscando información. Ya tenía el gusanillo. Me gustó entrenar desde el principio. Cada año intentaba compaginar el jugar con entrenar. Después cogí un infantil masculino y dos ciclos de un pre-infantil e infantil femenino.
“LA PLATA ES SÚPER BONITA, FANTÁSTICA PARA LA FORMACIÓN DE JUGADORES”
¿Cómo fue su experiencia entrenando chicas?
El equipo que entrené fue en unas categorías, unas edades en que cambia un poco todo. En pre-infantil fue muy bien. Eran muy trabajadoras y había muy buen ambiente, por lo que acabé muy contento. En categoría infantil la cosa cambió. Empiezan a tener otras prioridades. Cambia el gusto por el juego y hay más conflictos, sobre todo entre ellas. Para entrenar en edades muy tempranas, dirigir a niñas es una gozada y está muy bien. Luego, ellas maduran antes que los chicos y es más complicado. Quizás es más sencillo con los chicos.
¿Cuál fue su primer salto importante en su carrera como entrenador de formación?
Tenía ganas de entrenar categorías superiores. En el Tabirako les propuse entrenar a jugadores más mayores. Con 22 años cogí un sénior masculino, aunque era un sénior de gente joven, recién salida de júnior. Fue un cambio y una experiencia. Por cosas del club, no del equipo, acabé un poco quemado. Fueron asuntos extradeportivos que no me gustaron. Me decepcionó y volví a entrenar al cole cogiendo un mini de primero. Y fue fantástico para mí. Probé muchas cosas y fue muy importante para mi formación. Era un grupo muy bueno y los padres apoyaban el entrenar mucho, aunque fuera más de lo habitual en un mini. El equipo mejoró mucho y para mí fue un punto de inflexión.
¿Qué metodología utilizó en su trabajo con el baloncesto de cantera?
Al principio es lo típico. Enseñas lo que a ti te han enseñado. Tuve buenos entrenadores y eso es clave para enseñar básquet base. Fui a muchas charlas, leí mucho por internet, libros… era bastante autodidacta. A medida que fui entrenando empecé a decidir que había cosas que no me gustaban. No era el método que más me llamaba. Fui cambiando mi idea de cómo entrenar. Lo típico al principio es hacer mucha técnica individual. Fui girando más a lo táctico que a lo técnico, pese a ser categorías inferiores. Es más complicado pero más enriquecedor para el entrenador. Decidí reducir la carga de volumen de ejercicios y repeticiones de técnica individual para plantear a los niños otros retos. Guiarles más al baloncesto que hacer cien mil entradas o dar cien mil pases de pecho. Cuando ellos descubrían que necesitaban la técnica individual para desplegar la táctica y el juego, entonces la aplicábamos. Se trataba que ellos descubrieran lo que necesitaban, por ejemplo, dar un pase desde arriba de la cabeza… En los entrenamientos perdíamos menos tiempo con las repeticiones. Esa ha sido mi evolución. En ataque se hacía pasar, cortar y reemplazar, lo típico. Pero metimos más cosas. Alguno me criticaba porque decía que hacíamos sistemas. Pero no era así. Jugábamos por normas y conceptos, en función de dónde iba el balón. Los jugadores fueron descubriendo porqué hacíamos las cosas. Y aprendimos mucho, gracias también a que ellos trabajaron mucho y a que repitieron los gestos técnicos que fueron aprendiendo.
“ESTAMOS TRABAJANDO COMO BESTIAS PARA SER COMPETITIVOS EN LOS ‘PLAYOFFS’”
¿Cómo vivió su primera experiencia en la Liga EBA?
Fue muy bien. Un cambio radical. Casi siempre había estado con niños. Había estado también un par de años de ayudante de la selección autonómica vasca en los campeonatos de España. Meterse en un EBA (Zornotza) era romper un poco con el baloncesto de formación para pasar a un baloncesto más puro, táctico, rico… El primer año fue una experiencia muy positiva. Había mucha ilusión en el pueblo y la directiva, ya que era el primer año que se jugaba en EBA. Tuvimos la bendita suerte de que a Ibón Carreto no le salió nada. Al principio, con Ibón jugando de 3 nos costó. Pero cuando lo pusimos a jugar de 4 se disparó e hizo que el resto de jugadores parecieran mejores de lo que eran. Acabamos cuartos y fue un año muy ilusionante. El segundo año cambió. Creíamos que habíamos hecho un mejor equipo, pero no terminó de rodar. Fue frustrante. Eso te ayuda a mejorar como entrenador… con las derrotas. Nos costó mucho, aunque quedamos quintos.
Y luego llega la oportunidad de llevar el equipo como primer entrenador…
El club creía que había que dar un pasito, intentar hacer un equipo competitivo, que hiciera un buen baloncesto y que volviera a enganchar a la gente. Unai Zamalloa lo dejó por motivos personales y la directiva confió en mí. Hicimos un equipo competitivo con Lorenzo, Iglesias, Mario Tobar… un equipo destinado a jugar la fase de ascenso. Y así empezó la aventura. Lo cogí con ilusión, responsabilidad y naturalidad. La verdad es que el segundo año de segundo entrenador ya ejercía bastante… Tenía responsabilidad porque el club había dejado el equipo en mis manos inexpertas. El año fue complicado por lesiones, etc. Pero en enero hubo un punto de inflexión tras una derrota. Tuvimos dos reuniones y cambió el equipo. Dimos con la tecla. Conseguimos regularidad y crecimos. Tuvimos un mes para preparar después la fase de ascenso. Me decían que fuéramos a disfrutar, como también ahora… eso siempre me ha dado mucha rabia. El partido ante Tarragona fue la guinda del año y el mejor partido que hicimos. Estuvimos muy bien y fue una experiencia fantástica.
¿Qué opina sobre la Liga EBA?
Creo que hay muchos jugadores veteranos y que se ha perdido el poso anterior de categoría formativa. Hay mucha gente que está de vuelta, aunque también hay equipos aún con jóvenes como UPV, Easo… pero en general hay equipos con jugadores veteranos, que han jugado en categorías superiores o muchos años en EBA. Es un cambio importante en el aspecto táctico. La exigencia y riqueza es mayor. No tenía nada que ver con lo que había hecho anteriormente. En mi primer año de primero, que teníamos que estar arriba, introducimos mucho trabajo táctico y nos costó. Yo hice mucho trabajo previo de información, leer, hablar con mucha gente… todo para encontrar la línea adecuada. El juego que se puede hacer con gente experimentada y que conoce sus ventajas no tiene nada que ver con un equipo joven, que pretende correr…
“CADA UNA DE LAS MEDALLAS QUE SE GANAN HACE QUE UN MONTÓN DE NIÑOS JUEGUEN AL BALONCESTO”
¿Con qué estilo de juego se identifica más Mikel Garitaonandia?
Creo que lo que se ejecuta más rápidamente da más réditos. Un equipo tiene que ser dinámico. Me duele ver a un equipo que por ejemplo juega un ‘pick’ central, con el resto de jugadores parados, sin involucrarlos. O situaciones de dos contra dos… Para mí el dinamismo es clave. E involucrar a los cinco jugadores. Con fluidez y movimiento es más fácil encontrar ventajas. Todos los jugadores, pese a sus roles, deben tener su cuota de protagonismo. La toma de decisiones de un jugador es lo que le hace crecer y ser diferente. En situaciones que no son de ventaja, para los jugadores menos dotados y con menos puntos en las manos, es más fácil si hay dinamismo. Si no hay una ventaja es más difícil lograr un tiro. Debe encontrarse dentro de un contexto rápido y de solidaridad en la circulación.
¿Cuáles son sus referencias más recientes en cuanto a equipos o técnicos?
Para mí hay un equipo en la Adecco Plata que es paradigma de esa velocidad en la ejecución. Fuenlabrada. Su pívot, Chema González, siempre llega en velocidad. Y sus compañeros también. En esas situaciones es dificilísimo defenderles. Dependes casi del error del ataque. En este sentido veo que Armando Gómez les ha dado mucha fluidez al juego. Me encanta como juegan y de hecho han conseguido un merecidísimo ascenso. También tengo un recuerdo fantástico del Valencia de Pesic. Sus sistemas son una obra de arquitectura total. El intercambio de posiciones, la velocidad… Era un equipo también con mucho talento, con Savanovic… y con gran velocidad de ejecución. Tengo un grato recuerdo de ese equipo y me gustaba mucho verlo jugar.
¿Cómo valora la Adecco Plata?
Es muy exigente. Conjuga muy bien el talento joven y el formativo con gente experta con galones. Una gente que ayuda a esos jugadores y que hace que la liga sea competitiva. Ahí está esa hornada de El Prat, Fuenlabrada… La gente veterana y experta, menos que en EBA, hace que la liga tenga mayor realidad para que los jóvenes puedan aprender. Es una liga súper bonita, aunque haya entrenadores que digan que ha bajado de nivel. Es fantástica para la formación del jugador. Los jóvenes tienen más rango y cuota de responsabilidad. También es una liga preciosa para el entrenador joven, como es mi caso.
¿Cuál es el balance de la temporada de Zornotza este año?, ¿hasta dónde quieren llegar en los ‘playoff’?
El balance es muy positivo, sobre todo a nivel de club. El seguimiento en el pueblo y el cariño mostrado es lo mejor que hemos conseguido. Que los niños tengan como ídolos a los jugadores… A nivel de equipo, me da pena por la mala suerte de las lesiones. Me quedo con el regusto de saber hasta dónde podíamos haber crecido… Aunque hemos cumplido el objetivo que me había planteado al principio, meter la cabeza en un ‘playoff’. He visto ‘playoff’ de otros equipos años anteriores y respecto a la liga regular no se parece en nada. No me gusta escuchar que ya hemos cumplido. Estamos trabajando como bestias para ser competitivos en el ‘playoff’. Acabaría con un sabor agridulce si no fuéramos el mejor Zornotza posible ante El Prat. Si luego nos vale, de lujo. Si no, también vale. Quiero ver al mejor Zornotza en estos cuartos.
¿Qué percepción tiene del trabajo de la Federación Española y el éxito logrado por las categorías inferiores en los últimos años?
Estuve dos años en Collell con la U12, en el programa de Detección de Talentos, el comienzo de toda la estructura. Si hay éxitos es porque se hacen las cosas bien. El trabajo de los clubs, los jugadores, el seguimiento de la FEB… Me gustaría también que además de las medallas se llamara la atención con el trabajo de formación, que se está haciendo. Lo más importante es que los jugadores se formen para poder llegar a la élite y que luego en verano sigan creciendo con la selección. El jugador debe formarse para llegar a lo máximo. Si es en Plata, pues ese nivel. Es una lástima que un jugador, pudiendo llegar a la Plata, se quede en un sénior Nacional. También hay que decir que cada una de esas medallas que se ganan hace que un montón de niños jueguen al baloncesto. Y eso no se puede olvidar. Ganar ayuda mucho.
Currículum de Mikel Garitaonandia:
Temporada 98/09 San José Jesuitas y Tabirako (categorías inferiores)
10/11 Zornotza (EBA), ayudante
11/12 Zornotza (EBA), ayudante
12/13 Zornotza (EBA)
13/14 Zornotza (Adecco Plata)