Desde hace veinticuatro años por el Segle XXI han ido pasando gran parte de las mejores jugadoras de la historia reciente de nuestro baloncesto y desde esa amplia perspectiva buscamos con Ramón Jordana conclusiones que puedan inspirar a otros formadores.
MIGUEL PANADÉS /ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Segle XXI compite en Liga Femenina 2 buscando ese doble objetivo de formar nuevos talentos y además prepararlos para un posterior salto a la élite. El “centre” inició su labor hace ya veinticuatro años y sin lugar a dudas ha obtenido unos resultados excelentes para el baloncesto femenino español. Ramón Jordana se ha convertido en pieza fundamental en todo ese proceso y su experiencia le permite ahora ofrecer un análisis repleto de puntos de referencia. La primera, sin embargo, va dirigida a los entrenadores, muchos de los cuales lo han conocido durante los años que ha ejercido como tutor en el Curso Superior y diferentes cursos o charlas de la federación Catalana y otras Federaciones Autonómicas. “Una de las conclusiones a las que he llegado es que para entrenar en formación hay que saber mucho. Y no tanto en sofisticación sino en saber lo que se hace y el momento en que se hace. Todos los individuos tienen talento y es evidente que los talentos se trabajan pero en el baloncesto lo que realmente tiene valor es el talento colectivo”.
Nacido en Torelló hace 60 años Jordana se encontró de pronto con una inesperada oportunidad de enseñar baloncesto sin haber vivido previamente esa experiencia como jugador y pocos años después y vistos los excelentes resultados obtenidos ser reclutado por la Federación Catalana para convertirse en Director Técnico y responsable del Centre Segle XXI. “Tuve la oportunidad en mis inicios en Torelló de entrenar un equipo de poco talento, algo que recomiendo a todos los entrenadores sin experiencia porque eso les permite experimentar. Luego en ese mismo club llegamos a ganar un campeonato de España cadete y eso provocó que alguien se fijara en mi como entrenador”. Y desde entonces hasta ahora su cabeza no ha dejado de idear formas de enseñar, métodos de mejora y también a inspirarse a través de algún entrenador, especialmente de Ettore Messina de quien descubrió nuevos conceptos de juego. “La realidad histórica hizo que en mi época fuéramos autodidactas aunque si he de citar dos referentes en mi vida como entrenador el primero fue Francesc de Puig y después Ettore Messina, con el que descubrí que el baloncesto lo que realmente es, es una “guerra de espacios” que primero los conquistas y después los cobras”.
Y hablar con alguien cuya vida va focalizada casi exclusivamente hacia la enseñanza del baloncesto y su posterior aplicación en los partidos lleva a cuestionar los aspectos más importantes en los cuales hacer hincapié desde los entrenadores de formación.
“Si en algo habría que incidir es en darle el valor real a los fundamentos como herramienta para competir y para ganar. En ofrecerle al joven una rápida transferencia de los fundamentos al juego y establecer un juego equilibrado acorde con lo que saben hacer. Convertir cada entrenamiento, cada partido, en una experiencia para el jugador o jugadora”. Pero desde ahí entramos en otros términos mucho más relacionados con la voluntad de mejora de los jóvenes que con el talento innato. “Lo más importante es la capacidad del jugador o jugadora joven a ser entrenada. Las ganas de aprender”. Y ese aspecto directamente relacionado con la ética de trabajo lleva implícitos un sinfín de ejemplos fruto de la cantidad de jugadoras detectadas de muy jóvenes y posteriormente entrenadas en el Centre. “Hay muchos casos de jugadoras que no destacaban en nada especialmente en infantiles y que sin embargo a través de su proceso de mejora, de su capacidad de trabajo, acabaron llegando a la élite. El último caso y por citar un ejemplo de presente lo encuentro en Begoña Calvo que desde su discreción y a través de su proceso de mejora se ha convertido en un referente de su generación” Y concluye este apartado con una rotunda afirmación: “Lo que sí he experimentado todos estos años en el Segle XXI es que nadie, absolutamente nadie, ha llegado a lo más alto sin una ética de trabajo impresionante”.
Y las mejores, desde los clubes y el Centre Segle XXI han ido a las selecciones nacionales, primero de formación y luego en el mejor de los casos la Absoluta consiguiendo en los últimos años una suma de medallas impresionante. Jordana reflexiona sobre este fenómeno que sucede en España. “Dominamos en Europa porque nuestras jugadoras viven muchas experiencias competitivas desde muy pequeñas. Se ha creado un ambiente competitivo que se va traspasando de generación en generación. Y ya una vez en la Absoluta desde Sandra Gallego, Laura Camps, Amaya Valdemoro, Elisa Aguilar… si somos capaces de transmitir ese nivel de deseo seguiremos siendo competitivas al máximo. Porque no sólo basta la calidad, hace falta el gen competitivo”.
Hablamos de formación, de selecciones, de importancia de los métodos de trabajo de los entrenadores pero incidimos en una Liga Femenina 2 que cumple con ese espacio fundamental para albergar tanta jugadoras jóvenes, menos jóvenes pero muchas de ellas con evidentes capacidades. “La Liga Femenina 2 es una competición difícil para las jugadoras jóvenes porque es muy táctica. Y eso significa que el volumen de trabajo con las jugadoras jóvenes de esta liga en muchos equipos va más encaminado a la mejora colectiva que la individual. No es el caso del Segle XXI porque disponemos de más tiempo pero sí puede serlo de otros”. Y nuevamente, por pura “deformación profesional” vuelta al origen, vuelta a los procesos de formación y recomendación para esas etapas previas al baloncesto adulto. “La jugadora, cuando acaba la edad junior, debe estar preparada para ser entrenada por cualquier entrenador y eso significa saber reaccionar ante cualquier aspecto del juego. Y han de saber competir porque a partir de senior, por como esta estructurado el baloncesto español, la mejora llegará por la experiencia de jugar y si en esa transición a seniors no juega, dará un paso atrás. Está lleno de casos de jugadoras referentes en juniors que no tuvieron la oportunidad de jugar con asiduidad en los primeros años de seniors y tuvieron que huir hacia otros caminos. Las hay preparadas para liga Femenina y otras que necesitan un paso previo en Liga 2. Porque una jugadora joven, para crecer, necesita equivocarse”.
Muchos de los entrenadores que leerán esta entrevista recordarán a Ramón Jordana dando clases en Curso Superior y compartiendo con los alumnos esas teorías muchas veces propias e intransferibles y siempre adornadas con inteligente ironía. Los entrenadores necesitan una formación permanente y esta llega desde todas las procedencias, en todos los escenarios. “Para mi” afirma Jordana “el CES fue una oportunidad para mejorar, para actualizarme, para reciclarme a través de las conversaciones con los profesores, con los compañeros tutores. Imagino que si eso lo fue para mi como tutor, para los alumnos, con el volumen de información que reciben, debe ser una experiencia superintensa, brutal”.