Hijo de Alberto Fernández “Alberto”, futbolista profesional que militó la década de los setenta en el Atlético de Madrid, el actual entrenador del Universidad de Oviedo de Liga Femenina 2 se impregnó de la pasión por el deporte en su ambiente familiar y del baloncesto jugando con los amigos partidos en la calle, en el parque, en el colegio…
MIGUEL PANADÉS/ ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Se hartó jugar “pachangas” en un baloncesto no reglado junto a los amigos y sin más motivación que la de disfrutar del deporte por el deporte hasta que con dieciocho años un entrenador lo convenció para federarse y jugar ya de manera más seria en las Ligas Autonómicas asturianas. José Alberto Fernández había nacido y formado entre conversaciones sobre el deporte profesional, oyendo a su padre hablar del mítico Luis Aragonés y asistiendo al Vicente Calderón admirando a ese “padre ídolo” que acabó siendo homenajeado por uno de los más importantes clubes del fútbol español.
“Converso mucho con mi padre sobre el deporte, sobre los entrenadores, sobre los valores. Da igual fútbol o baloncesto, existen unos códigos en las relaciones entre compañeros, entre jugadores y entrenadores y la experiencia de mi padre, por sus años de profesional y por los recuerdos que tiene de grandes entrenadores, siempre me ha servido”. Y desde la espontaneidad del baloncesto intuitivo, sin más disciplina táctica que la de buscar la canasta antes de que la defensa se de cuenta José Alberto fue disfrutando de los placeres del baloncesto hasta que marchó a León a cursar estudios de INEF y seguir jugando, ahora de manera “mas seria” en el equipo de la Universidad. “Quería estudiar psicología pero finalmente me decanté por INEF aunque tengo en mente, en el momento que me sea posible, retomar ese proyecto formativo…” Definido pues el perfil del entrenador nacido en Madrid en 1970 pero afincado en Asturias desde los 10 años, con clara influencia paterna en los valores deportivos, con evidentes conocimientos sobre el comportamiento físico, con inquietud sobre aspectos psicológicos y Entrenador Superior desde 1999. A toda esa visión integral, uniendo “el baloncesto intuitivo” un aspecto singular y que siempre le ha acompañado en todos sus años de entrenador. “Siempre que puedo, con los equipos que entreno y especialmente si son jóvenes, creo un espacio en post temporada para que jueguen sin normas tácticas, para que desarrollen el baloncesto que deseen y saquen a relucir su intuición. Creo que los jugadores jóvenes no deben olvidar ese instinto aprendido en el patio de un colegio”.
Y claro, a todo ese conocimiento heredado, inducido, aprendido, incorporó sus primeras experiencias como entrenador ayudante al lado de Vicente Echarro, Moncho López, Jorge Elourdui o Manolo Povea a quienes define “como entrenadores referentes en mi formación” conociendo junto a ellos la exigencia del baloncesto de las Competiciones FEB, siempre masculinas hasta que la pasada temporada Rubén García lo incorporó al equipo Técnico del Universidad de Oviedo donde actualmente ejerce como primer entrenador. Tras dos décadas como entrenador masculino pasaba a entrenar mujeres y, en el caso de José Alberto Fernández, contrariamente a una opinión de otros técnicos que han cambiado de hombres a mujeres a lo largo de sus trayectorias profesionales, él sí encuentra importantes diferencias. “Sí, sí, no me cuesta en absoluto reconocer que para mi fue un cambio importante y que sólo con la ayuda de un cuerpo técnico más experto en baloncesto femenino y de las propias jugadoras del equipo fui capaz de adaptarme adecuadamente. Psicológicamente encuentro claras diferencias entre la forma de relacionarse entre el entrenador y jugador en el baloncesto masculino y femenino. Los conflictos se gestionan de manera diferente y en mi caso tuve que hacer un trabajo de reciclaje profesional. Eso sí, el nivel físico y la capacidad de juego de las jugadoras de la Liga Femenina 2 me ha sorprendido gratamente y estoy viviendo la experiencia y la exigencia de la competición de una manera muy enriquecedora a nivel deportivo”.
Califica la experiencia en el CES1999 como “imborrable en todos los aspectos y especialmente por la relación que todavía hoy mantengo con muchos compañeros de aquel curso en Málaga” y reconoce no haber dejado de aprender como entrenador desde que inició esa maravillosa y estresante aventura de dirigir equipos. “Aprendo de los jugadores y jugadoras que entreno y he entrenado, de los ayudantes, de los técnicos del club… los entrenadores vivimos en formación permanente y creo que incluso necesitamos sentir que estamos continuamente reciclándonos”. Y en este sentido de curiosidad continua José Alberto destaca la calidad de los técnicos en la Liga Femenina 2. “El nivel de los entrenadores de la Liga Femenina 2 es altísimo. Hay entrenadores con experiencias en Federación, en Competiciones FEB.
Esa calidad de los técnicos te obliga a un intenso trabajo semanal preparando el siguiente partido, contrarrestando los diferentes retos tácticos que te encontrarás. Y claro, esa exigencia que existe en la pista para las jugadoras y en los banquillos para los entrenadores te obliga a mejorar”. Sobre las jugadoras españolas el técnico del Universidad de Oviedo destaca “tanto la juventud, la participación en el juego y la importancia de muchas de ellas. Eso convierte la competición en muy interesante”. Su club, aquejado de dificultades como la mayoría, siente satisfacción “por haber conseguido el objetivo de la permanencia en una temporada en la que se afrontaba un reto de máximo riesgo”.