MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

El viaje de Benjamín Rodríguez por el baloncesto desde la faceta de entrenador se inicia casualmente, una vez finalizada la universidad, y al ser captado en el club para realizar las labores de delegado de pista. “Disfrutaba con el baloncesto como jugador aunque muy pronto me di cuenta que podía hacerlo también como entrenador. Empecé como ayudante de Ramón Pereira “Ramonet” y me fui animando a hacer cursos, a llevar equipos de todas las edades”. Ourense siempre fue y lo sigue sendo ciudad de baloncesto con clubes en ACB, en LEB y en consecuencia con entrenadores de alto nivel pasando por la ciudad y abriendo sus puertas en los entrenamientos a entrenadores jóvenes e interesados en mejorar como era el caso de Benjamín. “Siempre me ha gustado ver como trabajaban otros entrenadores sin importarme demasiado el nombre o la categoría. Me sigue interesando todo lo que sucede en el baloncesto, desde la ACB a la NBA, desde la formación a la élite. Me he formado al lado de muchos entrenadores, Lisardo Rodríguez, Gonzalo Gonález, haciendo la labor de ayudante y fijándome en muchos de sus detalles”.

No le importó a Benjamín “profesionalizarse” viajando a Ibiza para formar parte de un equipo técnico en Primera Nacional o aceptando diferentes retos en dirección de canteras alternando siempre con llevar equipos en formación. Esperó su oportunidad y ésta llegó a finales de la pasada temporada cuando recibió el encargo de “sobrevivir” con un Pabellón Ourense que afrontaba una difícil temporada en esa cuadratura del círculo que tantos clubes deben afrontar en la actualidad intentando combinar la renovación de una plantilla con la necesidad de competir. “Intentamos capear el temporal en una temporada complicada y también muy importante para todos. En la Liga Femenina se penalizan mucho los errores y por mucho que se diga que el nivel ha bajado respecto a años anteriores la dificultad de muchos equipos es altísima”.

Benjamin Rodríguez analiza la complejidad de la competición en cuanto a la exigencia de máxima atención a jugadoras que en muchos casos combinan el baloncesto con otras actividades. “Queremos completar las diez sesiones semanales pero se hace imposible en muchos casos. Hay unas limitaciones de disponibilidad y creo que deberíamos reflexionar sobre hacia dónde queremos que vaya la Liga Femeninas y en general un baloncesto femenino español que no deja de producir nuevos talentos. No sé la manera y sí soy consciente de las dificultades en las que nos movemos pero hay muchas jugadoras de nivel en esta competición y algunos clubes necesitamos más apoyos para establecer proyectos competitivos”. Y cuando habla de su club lo hace desde la sensatez de ir construyendo algo que perdure a largo plazo. “Tenemos como objetivo que cada vez hayan más niños y niñas jugando a baloncesto desde la escuela, desde la base y que vean que el esfuerzo en los equipos del club puede acabar llevándolas al primer equipo”. Y en esa línea de proyectar el futuro del club Benjamin construye a la vez el presente desde la pista con una propuesta de juego que pretende dar “libertad a la jugadora en ataque ya que las formamos para que sean hábiles técnicamente y luego las queremos encorsetar en sistemas rígidos. No, desde hace muchos años propongo un estilo de juego en la que todo lo aprendido en formación pueda ser desarrollado en la pista por la jugadora con libertad y con un juego dinámico”.