MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Conoce desde hace muchos años la Liga Femenina 2 y por lo tanto valora el cambio producido en las últimas temporadas en las que la ausencia de jugadoras extranjeras y la salida otras destacadas nacionales hacia la competición superior “ha dejado unos huecos en los clubes que los han sabido aprovechar muy bien muchas jugadoras jóvenes”. Pero en un análisis ecuánime Juanma huye del elogio fácil y advierte de los peligros de precipitar procesos de aprendizaje en las más jóvenes. “Hay jugadoras juniors que por su experiencia en selecciones, por su trayectoria anterior, están ya preparadas para afrontar partidos decisivos en seniors pero hay otras que no tienen esa experiencia acumulada y puede resultar contraproducente ponerlas en situaciones para las que no están listas todavía. Aún así y en términos generales, está claro que la competición actual por las circunstancias que rodean al baloncesto femenino, se está convirtiendo en una buena oportunidad para muchas jugadoras”.

Y en su caso concreto, en un equipo que lucha por mantener la categoría con jugadoras de las cuales ocho de las doce son debutantes en la categoría Juanma Ruiz profundiza sobre la capacidad de implicación de todas ellas. “Es admirable y merece ser destacado el esfuerzo de muchas de ellas a las que incluso puede costarles dinero jugar a baloncesto y que lo hacen por la ilusión de estar en Liga Femenina 2 cuando todas ellas podrían jugar por el ascenso en Primera Nacional y por lo tanto con menos desgaste de desplazamientos”. Habla del técnico del Distrito Olímpico desde el respeto y la complicidad por unas jugadoras beneficiadas en la mayoría de los casos de la “buena educación deportiva recibida en la formación. Es fundamental para formar parte de un vestuario esa formación basada en el esfuerzo, en el respeto. En este sentido y sabiendo que todos los vestuarios entrañan sus dificultades, estoy muy satisfecho con la mentalidad de mi equipo y su capacidad para seguir trabajando a pesar de las adversidades”.

Y es que hablamos de una zona difícil de la clasificación donde cada lunes se afronta una nueva semana y demasiadas veces se hace con malos recuerdos, por el resultado, del fin de semana que acaba de terminar. Pero precisamente ahí radica la fuerza de los deportistas, de los entrenadores y de las jugadoras, las buenas jugadoras, que son capaces de rehacerse, de mirarse a los ojos unas y otras y afrontar el nuevo reto desde la fuerza de la ambición por superar el siguiente reto. “La implicación es clave en una Liga Femenina que exige como cualquier otra liga profesional”, sentencia Juanma, compañero de promoción en el Curso Superior celebrado en Málaga hace ya bastantes años con el actual seleccionador nacional masculino, Juan Orenga y que lo recuerda como una “experiencia muy bonita por la convivencia con muchos entrenadores de toda España”. Esos conocimientos de INEF y los adquiridos de baloncesto de la mano de sus referentes cuando empezaba – “Ricardo González con el que estuve tres años como ayudante, Alberto Lorenzo o Juan Diniz, entre otros” – admira “la forma de jugar sus equipos de entrenadores como Obradovic o Joan Plaza” le permitieron pasar por esa experiencia formativa con la solvencia necesaria para sacarlo adelante. Sabía Juanma, como saben todos los alumnos del CES, que la asignatura más difícil de aprobar era la que venía a continuación, una vez finalizado el curso, la que el propio baloncesto pondría delante en los años siguientes.