Bea Pacheco: “La Liga Femenina 2 ha abierto las puertas a muchas jugadoras jóvenes”
El señor Pacheco todavía frunce el ceño recordando como su hija Bea, con 24 años, decidió dejar un trabajo estable para emprender la aventura de ser entrenadora de baloncesto. Actualmente Bea Pacheco (Madrid, 1979) dirige en Badajoz los destinos Café Barcos GBP en la Liga Femenina 2.
MIGUEL PANADÉS /ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Esta madrileña de 34 años, de carácter fuerte, de expresión veloz y directa, tiene las ideas muy claras desde que una lesión le llevó a vivir el baloncesto como entrenadora en lugar de jugadora. Apenas tenía veintitrés años y ya se sentaba en un banquillo de Liga Femenina 2 y trasmitía con una vehemencia que con los años confiesa ir moldeando toda su pasión por el juego. “Soy muy exigente, lo reconozco y en los partidos gesticulo demasiado aunque esta temporada estoy moderando mi conducta…” afirma con ironía enlazando una tras otra frases que lleva interiorizadas, reflexiones producto de una vida focalizada hacia algo tan obsesivo como es la tarea del entrenador. “Me siento una privilegiada por vivir de entrenar pero nunca he dejado de prepararme en otros aspectos – es licenciada en INEF – porque si algún día no puedo dedicarme profesionalmente lo haré de manera amateur. No entreno por dinero, entreno porque me apasiona el baloncesto”.
¿Y dónde nace esa pasión? Son muchos, prácticamente todos, los entrenadores y entrenadoras que sienten el baloncesto como algo que se les metió en el cuerpo de muy niños y de lo cual nunca han podido desprenderse. En el caso de Bea los principales responsables de esa sana adicción fueron Nacho García, entrenador que siendo una infantil le inculcó “la ilusión por ir a entrenar, por divertirte compitiendo, aprendiendo…” y Juan Díniz “con el que conseguimos quedar campeonas de España con el cadete del Canoe, la experiencia más bonita que le puede suceder a una jugadora de esa edad”. Esos impactos motivaron de por vida, primero para jugar, después y muy pronto para entrenar y, de manera definitiva y recuperando la gran frase de Moncho Monsalve, para convertir el baloncesto en una forma de vida. “Curiosamente el baloncesto ha hecho que con Nacho y con Juan, mis dos entrenadores de niña, nos hayamos enfrentado como rivales, cada uno en un banquillo”.
El colegio Santa María del Pilar, el Canoe… y a partir de ahí Bembibre, León, Badajoz… en una apuesta que a los 24 años le llevó a dejar un trabajo estable por esa continua incógnita que envuelve la vida de los entrenadores, sujetos a resultados, a dinámicas, a presupuestos de clubes. Tiene sólo 34 años pero lleva ya vinculada casi una década a una Liga Femenina 2 “que ha abierto las puertas a muchas jóvenes jugadoras, juniors incluso, cadetes en algún caso. Ha cambiado mucho la competición en los últimos diez años pero creo que en ella se están formando muchas nuevas jugadoras”. Una liga que refleja en las pistas el buen trabajo de formación de los clubes en sus canteras. “Lo único que debemos tener en cuenta es el tiempo de descanso de muchas de estas jugadoras jóvenes. Hay muchas lesiones durante la temporada y yo lo atribuyo a un excesivo tiempo sin entrenar en aquellas jugadoras que no entran en selecciones nacionales”, avisa.
Alude a esas selecciones nacionales que en verano nos indican el estado de salud de la formación y ahí Bea reivindica la importancia de unos entrenadores “muy bien formados y de unos clubes que se preocupan mucho más por el producto nacional. Nada da más placer que ver como una jugadora joven de tu club llega a una selección. En este sentido da gusto ver el trabajo de muchos clubes con apuestas por sus jugadoras de base”. Vive al día, “como dice el Cholo Simeone, partido a partido” pero lo único que tiene muy claro en su futuro es que, “esté dónde esté, no dejaré de entrenar”.