PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Ni las sesiones de entrenamiento realizadas durante las tardes del 24 y el 25 de diciembre, ni los cerca de 2.000 kilómetros a recorrer en autobús para la disputa del último encuentro de la primera vuelta fueron capaces de borrar la sonrisa a los integrantes de la plantilla del Ribeira Sacra Breogán. Y es que este año en Lugo… ¡Es especial!

¿El motivo? La implicación y el compromiso de una plantilla que ha devuelto la ilusión al club más longevo de la Adecco Oro tras nueve campañas consecutivas de travesía por el desierto. Bajo la batuta del técnico autóctono Lisardo Gómez, la melodía celeste suena cada vez más afinada habiendo cosechado ya el mejor premio a una gran primera vuelta con la clasificación para la final de la Copa Príncipe 2015.

Un nuevo reto a finales del próximo mes de enero para una plantilla capaz de sobreponerse una y otra vez a las adversidades surgidas durante el tramo inicial del campeonato creyendo en las posibilidades de un grupo que ha disparado la venta de localidades y camisetas en un Pazo cuyas gradas recuerdan, cada día más, a las que vibraran con el último asalto del Breogán a la Liga Endesa a finales de los 90.

La complicidad de un pulgar que vale una Copa:

Suena la bocina sobre la cancha del pabellón Joan Busquets. El último encuentro de la primera vuelta termina y los jugadores de ambos equipos se saludan en el círculo central mientras el técnico visitante busca la complicidad de la físio del equipo. Desde el fondo del banquillo, Belén Díaz levanta su pulgar iniciando un gesto de complicidad con el que transmitir la mejor noticia posible a los integrantes de su plantilla. El Ribeira Sacra ha logrado colarse en la final de la Copa Príncipe y la alegría invade a sus hombres aún sobre la pista.

Entre saltos y cánticos, los jugadores felicitan uno por uno a su técnico, un Lisardo Gómez que sabe muy bien lo que supone para el equipo de su ciudad la disputa de un título que figura ya en su vitrina personal tras la final disputada en Zaragoza en el año 2008.

Un título logrado con aquel triple mágico de Zach Morley sobre la bocina y que vivió muy de cerca un Lisardo que, por aquel entonces, ejercía como ayudante de Paco García en el cuerpo técnico. Un hombre de la tierra que vivía ahora en primera persona el broche de oro a una primera vuelta con la que soñar de nuevo: “Había sido una semana de mucha ilusión en el vestuario ya que éramos conscientes de que la clasificación para la Copa Príncipe era una realidad pero, al no depender únicamente de nosotros, había transmitido al vestuario la necesidad de ganar pensando sobre todo en la Liga Regular. Si te soy sincero, en ningún momento durante el partido quisimos estar pendientes de lo que estaba sucediendo en Palencia y Pamplona para no distraernos en nuestro objetivo de ganar pero cuando nos llegó la noticia se produjo una explosión de alegría entre todos los miembros del equipo celebrándolo ya sobre la pista”.

De este modo, el plantel celeste inició el camino de regreso a casa, mil kilómetros cruzando España de este a oeste en el que probablemente haya sido el viaje más liviano del curso para el cuadro gallego: “Después de ganar el camino siempre es más liviano pero cuando lo haces llevando en tu maleta la clasificación para la disputa de un título tan prestigioso como la Copa Príncipe todo es más sencillo. La plantilla volvió muy satisfecha a Lugo ya que la clasificación nos hacía una ilusión especial ya no sólo por lo que supone sino también porque es un reconocimiento a un momento dulce para un equipo predispuesto al trabajo y que se ha sobrepuesto a los momentos más duros llegados a modo de lesiones. Ha sido un momento muy bonito que sin embargo no debe desviarnos de nuestro camino ya que antes de esa final tenemos otros cuatro encuentros de Liga muy importantes para nosotros”.

Una final que ha disparado la ilusión por el baloncesto en una ciudad con un importante poso histórico y que está dispuesta a reeditar el sueño vivido en sus propias carnes a comienzos de aquel 2008: “En Lugo guardamos un magnífico recuerdo de un título que se vivió con mucha alegría por como se produjo. Aquel triple de Zach Morley que nos dio el triunfo pasó a convertirse en una de las canastas más carismáticas de nuestra historia y, aún a día de hoy, la Copa sigue siendo uno de los títulos más importantes que figura en nuestras vitrinas. Por aquel entonces la gente se volcó con el equipo y en estos momentos notamos un apoyo muy similar al de aquella época… La gente está acudiendo al Pazo, tenemos más socios que en los últimos años y se ha producido un importante aumento en la venta de camisetas y eso es algo impagable para nosotros ya que supone el mejor indicativo de que las cosas se están haciendo bien”.

Pero la ilusión copera de toda una ciudad y su plantilla deberá quedar por unos días al margen ante el inminente inicio de la segunda vuelta en una Liga Regular con mucho aún por decidir: “Aunque en estos momentos estemos hablando de la ilusión que va a generar esta Copa en nuestro club no quiero pensar ni un solo minuto en lo que será ese partido ya que el domingo tenemos un partido muy importante para nosotros en Burgos. Para nosotros esa será la primera final del 2015 ya que, en caso de ganar, supondrá un impulso muy importante para nosotros dejando a uno de los principales favoritos a tres partidos más el average. Tenemos un mes realmente complicado por delante y en el que el más mínimo despiste puede pagarse muy caro…”.

Una filosofía que ha dado sus frutos durante los primeros meses de competición y con la que el cuadro gallego tratará de llegar en el mejor momento posible a una exigente final en la que buscarán su segundo título copero en una Adecco Oro en la que el sueño breoganista continúa…