Lino López: “La Liga Femenina 2 es el trampolín fundamental para saltar a la élite”
Lino López (Ferrol, 1976) ha conocido, como jugador primero y ahora como entrenador, prácticamente todas las categorías del baloncesto FEB. Sólo le falta la Liga Femenina, algo que contempla como posible a medio plazo. Su equipo, Universitario de Ferrol, lidera actualmente en Grupo A de la Liga Femenina 2.
AREA DE COMUNICACIÓN FEB/ MIGUEL PANADÉS
En el repertorio de frases conocidas a las que fácilmente se recurre encontraríamos dos que encajan perfectamente en la trayectoria deportiva de Lino López. Que “El mundo es un pañuelo” y que “La vida da muchas vueltas” se hace evidente al contemplar la situación actual del que fuera uno de los bases por excelencia de las Ligas Adecco, las tres, Oro, Plata y Bronce. Porque ese profesor de gimnasia que hace treinta años ilusionó a Lino López con el baloncesto y lo llevó a las pruebas del OAR del Ferrol se llama Leopoldo Ibáñez, el hoy presidente del Universitario de Ferrol, club en el que Lino ha iniciado su trayectoria como entrenador. El Lino López niño que jugaba de base en los equipos inferiores del OAR veía con admiración a Manolo Aller o Anicet Lavodrama pero en quien se fijaba especialmente era en el base del senior, en Ricardo Aldrey, hoy su gran amigo y entrenador ayudante en el Universitario.
“Lo que siempre queda en el baloncesto son las relaciones que se establecen desde que eres muy joven”, afirma este exjugador que todavía vive en el periodo transitorio de proceso mental de cambio. Una etapa que, como me recordaba hace unos años otro base y ahora entrenador referente, Pablo Laso, se inicia incluso antes de colgar las botas cuando el cerebro del jugador empieza a procesar el baloncesto más desde reflexiones generales de equipo que individuales de jugador. “Me identifico con esa sensación y también con el hecho de que cuando eso te empieza a suceder tu rendimiento en la pista se resiente porque empiezas a preocuparte por más cosas que las de hacer sólo tu trabajo bien hecho. De todas maneras como jugador siempre me gustó analizar con los entrenadores el porqué de las cosas que pasaban en el equipo así que esa vocación de entrenador creo que la llevaba dentro desde muchos años atrás”.
Lino se asomó fugazmente a la ACB con apenas diecisiete años pero su carrera deportiva la vivió extensamente en esas fundamentales Ligas Adecco, antes LEB, en las que jugó en diferentes clubes – Menorca, Celso Miguez, Basket Coruña, coincidiendo con entrenadores que le marcaron desde siempre como Quino Salvo, Ángel Navarro, Miguel Ángel Ortega, Antonio Pérez e incluso antes, en formación, Moncho López, entre otros.
“De todos aprendí mucho, tanto de la dinámica de trabajo en los entrenamientos, de la gestión de grupo, de la transmisión de ilusión y deseo de mejora… Y también aprendí mucho de compañeros que tuve, desde mi amigo Ricardo Aldrey a un jugador que me impresionó por su implicación en el equipo pese a venir de fuera como fue Robert Joseph”. Muchos años pisando pistas de equipos que formaban unas ligas fundamentales a la hora de crear el espacio para todos los diferentes perfiles de jugadores, españoles, extranjeros, jóvenes, veteranos. Y siempre desde esa capacidad especial para ser un jugador diferencial, un base capaz de leer el juego, de llevarlo hacia donde más le interesaba al equipo, de aprovechar las ventajas. Lino nunca pasó desapercibido en una liga de jugadores conocedores de otro tipo de escenario del baloncesto de alto nivel, con menos lujos quizás pero con una enorme carga de exigencia.
Con treinta y cuatro años decidió dejar el baloncesto en activo y pasar al lado de la pista donde se juega desde la experiencia, desde la teoría. Circunstancias lo llevaron a, en apenas un par de temporadas, verse al frente del equipo en Liga Femenina 2 y desde ahí dirigir el rumbo hacia un claro objetivo como es el ascenso.
“Intento no olvidarme de mi etapa como jugador para poder ponerme en la piel de las jugadoras.Para recordar aquellos tratos que no me gustaban. Uno de los aspectos que he aprendido durante todos estos años de baloncesto es que en los equipos al final lo que importa de verdad es la calidad humana y esa llega tanto de los entrenadores como del ambiente entre los jugadores”.
En esa afirmación relativa a valores que van más allá de los obvios deportivos, coinciden todos aquellos exjugadores que han pasado por diferentes vestuarios y que por lo tanto han conocido ambientes y dinámicas muy diferentes. De ahí el valor fundamental de la experiencia a la hora de, como recuerda Lino,
“componer los equipos. Tengo mucho en cuenta, además de aspectos deportivos, el tipo de persona que se ha de integrar al vestuario”.
Y, como todos los entrenadores y jugadoras del baloncesto femenino, Lino López no vive ajeno a la coyuntura actual con una realidad deportiva que él califica como “impresionante”. Habla de la Liga Femenina 2 convencido “de que es una competición apasionante porque reúne jugadoras y equipos de un nivel alto que, cuando ascienden a Liga Femenina, demuestran sin hacer grandes cambios que pueden competir con las mejores. Además, con la cantidad de jóvenes talentos femeninos que salen en nuestro baloncesto la Liga Femenina 2 se convierte en un trampolín fundamental para saltar a la élite”. Jóvenes talentos que ilusionan verano tras verano.
“Lo de 2013 creo que es irrepetible y confirma el buen trabajo de los clubes y por supuesto de la Federación con las Selecciones. El baloncesto femenino vive en una exigencia muy alta, tanto en Liga Femenina como en Liga Femenina 2, con mucha dedicación y poca compensación económica por lo que creo que es muy importante valorar ese esfuerzo que se hace desde los directivos, entrenadores y por supuesto, jugadoras”.