Jugar contra España es una tortura para nuestros rivales. Si obviamos el partido contra Eslovenia, Croacia y República Checa suman entre ambas en el último cuarto que jugaron con los nuestros ¡sólo 5 puntos! Puede que defender no guste tanto como meter 120 puntos, pero ya les digo yo que conseguir que tu rival se desespere también es una gozada.
PACO RABADÁN / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Un partido a las 14:30 no es sano para un español y probablemente para pocas personas en el mundo. O estás haciendo la digestión o tienes un hambre de tres pares de narices. En Celje, algo así le debió pasar a los componentes electrónicos del pabellón. El videomarcador estaba echándose la siesta y ni se encendió para celebrar los cinco primeros puntos del partido de un Rudy que comenzó ‘on-fire’. Su corte de pelo, recuperando el estilo Joventut, le devolvió a la cúspide de máximos anotadores del partido con 14. Pero algo seguía fallando.
Porque del videomarcador al marcador de fondo que se volvió loco en el segundo cuarto. De repente España ganaba de ocho y en la siguiente jugada de 15. Los aficionados españoles pronto se percataron de que el error era que Marc Gasol no contabilizaba ningún punto a esas alturas, pero ese dato no estaba mal. El mejor defensor de la NBA no anotó hasta el minuto 25 del choque y se centró en secar a un Vessely que era la única amenaza de su equipo y se quedó marchó a casa con siete puntos. Ni el sempiterno Jiri Welsch recordaba un partido tan flojo de la estrella que juega en los Wizards.
El ex de Unicaja, Estudiantes y una miríada de equipos más estuvo en la línea que recuerda la afición española. La primera que cogió se le escapó de las manos, la siguiente le pitaron falta en ataque. Sería que se contagió de las cheerleaders que bailaron el ‘Que viva España’ entre aplausos esta vez.
Con este panorama a los checos tuvieron que confiarlo todo a un Satoransky que cometió la cuarta falta personal a 18 minutos del final, casi bate el récord mundial en posesión de Isma Santos. El enfado del base no contagió a sus compañeros y sí a España que activó el modo defensa brutal para hacer goulash con nuestro rival. El 13-2 del último cuarto pone en evidencia esta fortaleza, aunque si son fan de las estadísticas comprueben que a España le hubiera dado para ganar el choque si hubiera dejado de anotar a 13 minutos del final.