Miguel Panadés 

MAL INICIO, RÁPIDA REACCIÓN 
Un 2-10 en contra de salida provocó una rápida de reacción del seleccionador y con él de todo el equipo. Australia salió fuerte consciente de que la España del Mundial no se parecía a la que dominó en Lanzarote. Poco a poco equilibró las fuerzas con Astou consistente en los dos aros y Belén Arrojo asumiendo responsabilidades.

RACHAS ALTERNATIVAS EN EL SEGUNDO CUARTO
España se soltó en unos minutos estelares en los que a la defensa, cada vez más intensa, unió esa velocidad en la transición que sabe alternar con maestría con ritmos más pacientes. Las australianas por momentos veían como nuestras jugadoras se mostraban más intensas, más rápidas, más eficaces. Un parcial de 18-4 llevó el luminoso a un ilusionante 35-30 aunque, antes del descanso, una reacción australiana volteó el marcador llevándolo al descanso (39-42).

EXTRAORDINARIO JUEGO TRAS EL DESCANSO (66-54)
La excelencia en el juego de España llegó en un tercer cuarto en el que las diferencias físicas dejaban de hacerse evidente en la pista y el talento y conocimiento del juego pasaba a convertirse en un argumento de mucho más peso. España se marchaba en el marcador 64-49 ante un rival que parecía dar síntomas de incapacidad para frenarnos pero que por supuesto no había dicho su última palabra en el partido. 

MÁS BRILLANTEZ SI CABE
Con Belén Arrojo imparable, formando una sociedad letal con Astou y todo el equipo funcionando como una perfecta máquina de producir baloncesto España consiguió ampliar todavía más las diferencias. Alternancia de
defensas y de ritmos y ventajas que aumentaban hasta los 16 puntos (72-54) a cuatro minutos del final.