REVISTA DE PRENSA
Discípulos aventajados que ponen el listón en lo más alto (Por N. Solozábal ‘Sport’)
9/5/2006 - 10:26 AM
Reproducción de la columna de opinión publicada por Nacho Solozábal en el periódico ‘Sport’ en su edición de este martes 5 de septiembre de 2006 sobre la conquista del título de campeones del mundo conseguido por la Selección Española Masculina en el Mundial de Japón.
Por Nacho Solozábal (Sport)
La selección española de baloncesto es campeona del mundo. Casi nada. Durante estos días que ha durado el campeonato ha sido una constante las referencias al equipo que, en los Juegos Olímpicos del 84, ganó la medalla de plata en Los Angeles.
El éxito de los actuales jugadores, no hay duda, supera al de aquella generación. No obstante, hay similitudes entre ambos conjuntos, que han marcado, cada uno en una época definida, un referente en el basket español.
Para conseguir victorias de este nivel es básico que haya calidad entre los miembros que configuran las plantillas. Nadie puede dudar de la ‘sapiencia’ de los Corbalán, Epi, Martín, De la Cruz, Iturriaga y compañía. Aún menos se cuestiona el talento de Garbajosa, Pau, Navarro, Rudy, Sergio o Calderón.
Pero además de capacidad y genialidad, se han de tener suficientes jugadores de este nivel para afrontar objetivos tan importantes. También en este aspecto, hay cierto paralelismo. Ambas selecciones han contado, como mínimo, con dos hombres por puesto, capaces de asumir la responsabilidad de jugar al máximo cuando estaban en pista. Convicción, deseo de victoria, descaro, un sinfín de adjetivos que tanto se pueden aplicar y reflejan las dinámicas de ambos equipos.
La armonía, el ‘buen rollo’ entre los jugadores, es otro ingrediente básico para engrasar la maquinaria de un equipo campeón. Por descontado, en esto, los ‘abuelos’ del 84 y los ‘júniors de oro’ del 2006, también se parecen bastante. Se suceden muchas situaciones difíciles a lo largo de una concentración o de un campeonato, y sólo se pueden resolver desde el entendimiento y la buena sintonía. No hay secretos.
Los referentes. Gasol es, sin duda, el espejo en el que se miran los componentes de esta extraordinaria generación de jugadores. En Los Angeles, no había una personalidad tan apabullante como la de Pau, pero la tripleta Corbalán-Epi-Fernando Martín, ejerció con solvencia una influencia similar.
Sin duda, la manera de jugar y la vestimenta -¡qué horror los vídeos históricos que hemos visto durante el Mundial, luciendo pantalones cortos y calcetines hasta la rodilla!-, han variado radicalmente. Ahora, el basket es más rápido, más físico y espectacular al que se practicaba en los años 80.
Compararlos creo que sería una equivocación. Hace 20 años se jugaba de una manera diferente, a otro ritmo, pero ese basket despertaba tantas pasiones como en estos momentos.
Creo que es más razonable concluir que, tanto unos como otros, marcaron y marcarán un antes y un después en nuestro deporte. Con la diferencia de que, la selección de Pepu, es la mejor del mundo y nosotros nos quedamos a las puertas del oro olímpico. Felicidades.