GENTE - ARTÍCULO
"¡Qué pesimista!" por Amador Gómez (Colpisa)
10/9/2006 - 4:26 PM
Artículo del periodista Amador Gómez (Colpisa) sobre la victoria de la selección española en el Mundial de Japón publicado en el último número de la revista Basket FEB.
Antes de viajar a Japón, mi apuesta personal era una medalla de bronce. No porque no creyera que esta selección disponía de potencial suficiente para proclamarse campeona del mundo, sino porque siempre temí que en uno de los últimos cruces España podía tener un mal día o sufrir una lesión inoportuna. Un bronce. ¡Qué pesimista!
Ya en el Mundial, el juego, el carácter y la ambición de España reforzó mi idea de que el podio era muy posible, pero mis primeras dudas surgieron incluso antes de las semifinales. En ese partido de infarto, con Gasol lesionado, llorando en el banquillo, y con la última posesión para Argentina, se me aparecieron todos los fantasmas del pasado que tantas veces han golpeado al deporte español.
Ante Argentina por primera vez vi al equipo nervioso y asustado, pero en esta ocasión cayó cara para ganar una durísima batalla y firmar una gesta. Con sufrimiento, y en un final agónico, que es como mejor se pueden disfrutar los éxitos. No era justo entonces que después de tantísimo trabajo y debido a la lesión de Gasol la selección no pudiese celebrar un hito histórico.
Ya estaba asegurada para España la primera medalla en un Mundial, pero en lugar de felicidad, en las caras de los jugadores, que parecía que habían perdido, sólo había tristeza. Tampoco era demasiado optimista en la final ante Grecia, por la entidad del rival, la campeona de Europa, y porque pensaba que España podría acusar la ausencia de su líder. Me equivoqué de nuevo. Y nunca me he alegrado tanto.
A su calidad, inconformismo, espíritu de equipo, mentalidad ganadora y sacrificio, la selección añadió en la final una motivación extra. Por Gasol. Se lo merecía este grupo formado por gente tan maja y sencilla, que es como una familia. Pepu Hernández, que me ha ganado también por su grandeza humana, siempre ha mantenido que "todo el mérito es de los jugadores", pero él consiguió, lecciones de baloncesto aparte, como la del partido por el oro, que los 12 se sintiesen importantes y se divirtiesen dentro y fuera de la cancha. Nosotros también fuimos unos privilegiados, por estar tan cerca de los campeones y tener la suerte de emocionarnos junto a ellos y vivir un Mundial histórico. Para todos ha sido agotador, pero un placer inolvidable.