GENTE - ARTICULO
"A la gloria en 16 días" por Manuel Moreno (Sport)
10/9/2006 - 4:46 PM
Artículo del periodista Manuel Moreno (Sport) sobre la victoria de la selección española en el Mundial de Japón publicado en el último número de la revista Basket FEB.
Los Juegos Olímpicos de Barcelona dieron material más que sobrado para un apasionante documental que se títuló “16 días de gloria”. Quizás sea el momento de hacer algo similar porque han sido esos 16 días los que han llevado a la gloria al baloncesto español. 16 días inolvidables, que se van a quedar para siempre en el recuerdo de quiénes hemos tenido la suerte de vivirlos muy cerca del escenario. De Hiroshima a esa Saitama colindante con Tokio que ya ha entrado en la historia del deporte español. Comenzando por la ya habitual rueda de prensa -o, mejor, diálogo entre amigos- del día antes de cualquier competición -en las que se dejó ver todo el optimismo del equipo- y finalizando por la apoteósis de la fiesta de celebración del título, en la que jugadores, técnicos, directivos, periodistas y hasta aficionados compartimos el exito sin ni una sóla de las barreras que habitualmente nos han separado.
De una cosa a otra, muchas anécdotas, abundantes alegrías, algún que otro sufrimiento -¡aquél lanzamiento de Nocioni en la semifinal!- y un ambiente insuperable. Confirmamos ese 'buen rollo' que siempre ha existido en el equipo. Descubrimos en Pepu Hernández un conductor ideal del grupo y a un personaje tan discreto como inteligente. Vimos un gran basket en Hiroshima. Nos paseamos ante Nueva Zelanda, Panamá, Japón y hasta con Alemania y sólo sufrimos un poco ante los sorprendentes angoleños. Y nos fuimos a Tokio tan satisfechos como inquietos. Eso de Serbia/Montenegro en octavos no agradaba a nadie. Cuestión de 10 minutos, los suficientes para confirmar que se había aprobado la lección del cruce decisivo. Del de octavos y del de cuartos porque Lituania vio como una aprisionadora le pasaba por encima. Sufrimos -¡y mucho!- en la semifinal ante Argentina y nos quedamos paralizados al conocer la importancia de la lesión de Pau Gasol. Fue una noche agridulce, pero las caras de los jugadores ya eran otras al día siguiente. ¡Se podía ganar la final! Y vaya si se ganó. A lo grande. Viéndolo y no creyéndolo. Costaba hablar en los primeros veinte minutos por si la voz rompía el momento mágico. Nos sentíamos satisfechos de aquellos nuestros jugadores. Disfrutamos hasta cuando Felipe Reyes nos duchó al termino del partido en la zona mixta. Quizás aquella agua nos permitirá presumir en el futuro con un “yo estaba allí” y, posiblemente, este equipo nos obligue a un “yo vi como se ganaba el primer título Mundial”.
De cualquier manera nadie nos quitará ya esos 16 días maravillosos, que han llevado al baloncesto español a una cumbre que se vislumbraba no demasiado alejada desde unos años antes. Desde que aparecieron esos 'juniors de oro' -y veteranos de platino como Garbajosa y Jiménez- para colocarse en la historia. A los demás sólo nos queda agradecérselo. Y disfrutar del recuerdo.