GENTE - ARTÍCULO
"La España de los milagros" por Luis Fernando López (El Mundo)
10/9/2006 - 2:45 PM
Artículo del periodista Luis Fernando López sobre la victoria de la selección española en el Mundial de Japón publicado en el último número de la revista Basket FEB.
Resultaron bellos los 16 días en ese mundo impar de Oriente. Desde el principio tuvo el equipo un aura de difícil definición. Por nada y por todo se le entendió dotado de los añadidos esquivos en tiempos recientes. Al margen de las virtudes perceptibles (talento, madurez, preparación, dirección técnica y unidad de acción), se intuía que al equipo le acompañaba algo como inexplicable, de esas cosas cuya esencia sólo los poetas son capaces de transmitir y que un chico de pueblo resumiría: "No sé por qué, esta vez creo que sí". Magia.
Ya antes del Campeonato se comprobó la querencia de la selección de baloncesto por lo imposible, desde el momento en que El Mundo, como otros medios, decidió sin duda viajar a un Mundial que se celebraba en el mismo país donde, cuatro años atrás, sólo envió un periodista para cubrir un torneo equiparable en ámbito, donde el balón rodaba sobre el tapiz verde de los dispendios. Ya entrados en competición se insistió en esa vía cercana a lo divino. Consiguió una docena de chavales entretener y excitar por su juego sin necesidad de renunciar al éxito y un seleccionador prefirió reconocer errores antes que poner excusas. Parece simple, pero... Entre jugadores y técnicos reescribieron supuestos axiomas, facilones, del tipo: No se puede jugar con 12, para qué necesitamos tres bases, Marc viene porque es hermano de Pau, sin Gasol somos mediocres, los triunfos se suben a la cabeza, siempre perdemos en el último segundo o la disciplina es la madre de la ciencia. Al tiempo, ese mismo grupo enalteció valores en desuso cotidiano: la solidaridad (con el desvalido), la rebeldía (para superar la adversidad), la igualdad (dentro de la diferencia), la alegría (como bien productivo)... Y enalteció el tópico extinguido: Hoy por ti, mañana por mí.
Hasta los púlpitos llegó el mensaje, pero nada supone el Premio Príncipe de Asturias enfrentado a la heroica peluquera sin gusto previo por el baloncesto que siente la necesidad de irse a Plaza de Castilla a festejar con chicos que siente como de la familia. Un verdadero prodigio, como el protagonizado por esa buena amiga periodista, militante histórica del 'Partido Anticanasta', conversa gracias a los 12 del sol naciente, también abonada a los festejos del Madrid ardiente. Y qué decir de ese redactor jefe que en público se reconoce al fin como un aficionado más al baloncesto, gracias a la selección, que no a la profesionalidad que le obliga desde hace dos décadas. Milagros, simplemente, causas y azares; benditas e imborrables secuelas de un oro con porvenir.